Bildu gobernará en 59 de los 88 Ayuntamientos de Guipúzcoa, entre los que figura la capital, San Sebastián, y tiene cada vez más cerca presidir la Diputación.
La constitución de las corporaciones municipales, celebrada ayer en esta provincia sin ningún incidente relevante, deparó a la coalición abertzale que forman independientes, EA y Alternatiba la cuota de poder local más amplia desde la restauración democrática, al hacerse con el control de localidades que suman 560.692 habitantes (el 80% de la población guipuzcoana). La jornada sirvió también para agravar las hostilidades entre el PNV y los socialistas tras lo sucedido en Lasarte-Oria, donde los peneuvistas han sumado sus votos con una plataforma independiente para darle la alcaldía a Bildu cuando la lista más votada era la del PSE.
Bildu festejó por todo lo alto la consecución de la alcaldía de San Sebastián, la primera capital vasca que tendrá un regidor de la izquierda abertzale. Juan Carlos Izagirre fue elegido alcalde con los ocho votos de su formación y, como estaba previsto, gracias al apoyo que dieron los seis concejales del PNV a su candidato, Eneko Goia. Se impuso la lista más votada dado que el socialista Ernesto Gasco, que recibió los siete votos del PSE y los seis del PP, se quedó a uno de la mayoría absoluta. Fue muy significativo el momento en que Goia se acercó a felicitar a Izagirre una vez proclamado alcalde. Al estrecharle la mano, este le dijo: «Muchas gracias por todo».
Izagirre recibió el bastón de mando de manos de Odón Elorza, que abandona el Ayuntamiento después de permanecer durante 20 años seguidos en el cargo. Arropado por el candidato de Bildu a diputado general, Martín Garitano, y el líder de EA, Pello Urizar, el nuevo alcalde, que lucía en la solapa una insignia por el acercamiento de lo spresos de ETA, accedió al puesto cantando un bertso y en su discurso volvió a comprometerse a trabajar por la desaparición de «toda expresión de violencia». Pidió la legalización de Sortu, así como «una solución definitiva a la situación de los presos y también de las víctimas». En ningún momento condenó el terrorismo de ETA ni pidió su disolución, como le habían exigido unos minutos antes Gasco y el portavoz del PP, Ramón Gómez Ugalde. Su nombramiento fue muy aplaudido por exdirigentes de la ilegalizada Batasuna, como Joseba Álvarez o Josetxo Ibazeta.
Nada más finalizar el pleno, Izagirre y su equipo salieron al exterior del Ayuntamiento, donde un centenar de personas les recibieron con gritos a favor de la independencia y el acercamiento de los presos etarras.
Además de la capital, Bildu se hizo con los Ayuntamientos donde era primera fuerza, como Mondragón, Zarautz, Pasaia, Azkoitia o Beasain, entre otros. Manda a la oposición al PNV en Tolosa, uno de los feudos peneuvistas, y le arrebata Orio gracias a los votos de una agrupación vecinal. La irrupción de los independentistas y la negativa del partido de Joseba Egibar a sellar un pacto global con los socialistas deja reducida a la mínima expresión la representación del PNV en Guipúzcoa, donde pasan de tener 16 alcaldías a gobernar solo en Hondarribia, Elgoibar, Aia y Urnieta.
Bildu también somete a un duro castigo a los socialistas, que pierden San Sebastián, Rentería, Andoain y Lasarte-Oria a manos de los soberanistas, quedándose con apenas tres Ayuntamientos: Irún, Eibar y Zumarraga. Aralar regirá en Elgeta y Albiztur, mientras que otros 19 municipios pequeños quedan en manos de independientes.
Las consecuencias del «frente nacional»
El apoyo del PNV a Bildu para desplazar a los socialistas en Lasarte-Oria, saltándose la disciplina de su partido, echó ayer por tierra las escasas posibilidades que tenía Markel Olano de ser reelegido diputado general de Guipúzcoa. El PSE sintió como una traición de los peneuvistas el pacto que sellaron la víspera a última hora con los independentistas y una plataforma ciudadana para darle la alcaldía al cabeza de lista de Bildu, Pablo Barrio, en detrimento del socialista Jesús María Zaballos, el más votado en los comicios.
Tras lo ocurrido en Lasarte, la única localidad de Guipúzcoa en que siempre había gobernado el PSE, el líder provincial de esta formación, Iñaki Arriola, afirmó que el «frente nacional» de peneuvistas y soberanistas «tendrá consecuencias en las relaciones entre el PNV y el PSE». Por lo pronto, negarán su apoyo a Olano, lo que deja el camino expedito a Martín Garitano, el aspirante de Bildu, para ocupar el sillón foral. «Egibar ha decidido cerrar el ciclo del PNV en la Diputación de Guipúzcoa», dijo Arriola, salvo que «Bildu ceda al PNV el cargo, que en este país de locos todo puede ser».
Para poner de manifiesto la existencia de un pacto en la sombra entre las dos formaciones nacionalistas en Guipúzcoa, Arriola aseguró que, una vez conocido el resultado de Lasarte-Oria, los concejales del PNV de Rentería, Andoain y Soraluze votaron en blanco, pese a haber presentado candidatos, para permitir que la coalición abertzale ganara con mayoría simple. Así el PNV evitó cualquier posibilidad de hacerse con esas alcaldías si el PSE y el PP le hubiesen votado.
EL PAÍS, 12/6/2011