EL PAÍS, 12/12/11
Ediles de PNV y PSE atribuyen la inactividad a la «incapacidad» de la coalición
La crisis, como realidad o como excusa, está dejando una estela de inmovilismo en la gestión de los Ayuntamientos de Gipuzkoa, la mayoría gobernados por Bildu, incluido el de San Sebastián, cuando ayer se cumplieron seis meses de la constitución de los consistorios tras las elecciones municipales de mayo pasado. El temor a que una decisión equivocada lastre más el actual estado de las cosas está frenando de forma abrumadora la acción de gobierno de los independentistas en las instituciones que controlan. Los partidos de la oposición alegan que la crisis no es nueva y que la ausencia de decisiones de Bildu responde a la «incapacidad» de sus cargos públicos.
San Sebastián supone un buen ejemplo de la parálisis en que se encuentran los consistorios guipuzcoanos, de los que 59 -sobre un total de 88- se hallan en manos de la coalición abertzale. Escasean los acuerdos y apenas se han aprobado presupuestos para 2012. «Le hemos puesto un puerto a la esperanza, sostuvo Juan Karlos Izagirre, alcalde donostiarra, cuanto fue investido como tal. Toda la oposición (PSE, PNV y PP) coincide en que Bildu «no ha hecho absolutamente nada» en la capital guipuzcoana. Solo ha logrado sacar adelante las tasas municipales para 2012 con el apoyo de los socialistas.
El consistorio ha aprobado más de un centenar de declaraciones institucionales y mociones -la mayoría para respaldar las principales infraestructuras de la ciudad y el modelo de gestión de residuos, que incluye una incineradora- en contra de la voluntad de los independentistas. Pese a todo, el balance que realiza Izagirre es «duro, pero positivo».
Bildu se queja de su escaso margen de maniobra y culpa de todo a la crisis y la herencia recibida de sus antecesores, el PNV y el PSE principalmente, a los que acusa de regir las instituciones «al dictado de la agenda neoliberal», esto es, privatizando servicios y siguiendo las directrices de «los bancos y las multinacionales».
Tras llegar la coalición al poder local, sus representantes proclamaron la necesidad de un abordar un cambio y practicar una «nueva forma de hacer política», suele repetir machaconamente Izagirre, basada en la «transparencia» y la participación ciudadana en las decisiones públicas. Decía tener la receta mágica para enderezar el rumbo de la gestión municipal, pero Bildu ha tenido un baño de realismo político.
La crítica a la nefasta gestión de los predecesores ya no tiene base. Jon Redondo, exalcalde de Orio por el PNV, critica que su sucesor, de Bildu, ha paralizado el proyecto de construir un auditorio cultural junto al puerto deportivo presupuestado en tres millones de euros, y ha dejado morir una subvención de 1,8 millones comprometida por el Gobierno central para crear un centro de tecnificación de remo, porque «en seis meses no han ido a Madrid» a rematar el convenio. Tampoco han presentado los presupuestos en esta localidad. Igual ocurre en Azkoitia, donde Bildu ha evidenciado «su incapacidad para lograr mayorías». «El parón es total», asegura un edil peneuvista.
En Hernani, con mayoría absoluta, la actividad municipal «sigue en un parón incomprensible», afirma Iñaki Arratibel, de Hamaikabat. Aritz Arrieta, portavoz socialista en Mondragón, pone un cero a una actuación de Bildu «falta de planes, iniciativas y proyectas estratégicos». «No han aprobado nada sustancial», agrega. En Pasaia, Izaskun Gómez, del PSE, se queja de que «los concejales de Bildu no responden en los plenos», porque, según esta edil, «siempre lo están estudiando». Y en Urretxu Bildu «no le ha cogido el pulso al Ayuntamiento», afirma un representante nacionalista.
Tampoco están observando estos concejales que Bildu se esté prodigando en mociones políticas «conflictivas». «Lo mejor es no hacer nada, así no te confundes», les recrimina Redondo.
EL PAÍS, 12/12/11