Kepa Aulestia-El Correo
El Sociómetro del Gobierno vasco correspondiente al mes de noviembre achica los espacios de la diversidad política para devolver el péndulo demoscópico a una Euskadi repartida entre cuatro fuerzas: PNV, EH Bildu, PSE y PP. No hay tablero para más a tres años y medio vista de las próximas elecciones autonómicas. A dos años y medio de las siguientes locales y forales. Siempre con el susto en el cuerpo de que haya unas generales antes. Las opciones emergentes, a izquierda y derecha, hará pronto diez años, desaparecen de la Cámara de Vitoria. Siendo especialmente destacable que la conjunción Podemos-Sumar, que llegó a ser la primera en Euskadi, no cuente ya más que para noticias breves.
Pero lo distintivo del panorama político vasco es que las dos formaciones destacadas en el Parlamento de hoy y en el Sociómetro de ayer, PNV y EH Bildu, describen un bipartidismo circunscrito al mundo nacionalista. Un bipartidismo que acapara el eje izquierda-derecha bajo una misma identidad. 28 parlamentarios jeltzales y 27 de la izquierda abertzale, junto a 13 socialistas y 7 populares describen una realidad varada en el tiempo porque no facilita la alternancia si no va acompañada de un enorme dramatismo.
Cabría imaginar que PNV y EH Bildu se aliaran para gobernar Euskadi hasta el infinito, sin siquiera desbordar unilateralmente el cauce estatutario. Una ‘lottizzazione’ a la vasca que, de hecho, lleva décadas produciéndose respecto a lo ‘propiamente euskaldun’. Pero hay una pulsión de revancha y de reemplazo que hace de la izquierda abertzale un colectivo paciente porque, en realidad, ya ha obtenido el poder que pretendía. No le merece la pena pactar un programa de corte socialdemócrata e inevitablemente autonomista cuando puede simular que su reino no es de este mundo.
El titular principal de ayer es que el Sociómetro bendice los meses iniciales del mandato del lehendakari Imanol Pradales, concediendo a su partido y a su aliado socialista un escaño más para cada uno. A partir de ahora da comienzo el tiempo de desgaste. Del desgaste de la coalición de gobierno entre jeltzales y socialistas. Y del desgaste que sufrirá en la espera de no se sabe qué la propia izquierda abertzale. El escrutinio demoscópico del Sociómetro no es definitivo ni suficiente para marcar tendencia en un entorno convulso del que ni el oasis vasco puede librarse.
La alternancia podría llegar desde Madrid. Sólo desde Madrid. Si el desgaste de las izquierdas a la izquierda del PSOE sanchista concedieran a éste tantos escaños como para completarlos con los de EH Bildu para llegar a la mayoría absoluta en el Congreso. Las dificultades de vuelo en el PP de Núñez Feijóo lo facilitarían. Y bastaría con que el socialismo vasquista asimilase como rencillas del pasado las deudas de todo tipo contraídas por la izquierda abertzale para designar lehendakari al candidato que dentro de tres años presente EH Bildu.