Bipartidismo versus nacionalismo

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 26/02/15

Tonia Etxarri
Tonia Etxarri

· Del debate del estado de la nación, celebrado durante estos días en el Congreso, cabe extraer la sensación de que los diputados se han movido en clave de ‘fin de ciclo’. Pero un fin de ciclo no solo para ese bipartidismo que defiende en solitario el PP. También para la influencia del nacionalismo. Estamos viviendo una situación nueva en la que las encuestas, las tertulias televisivas y las redes sociales se han ido solapando con el debate institucional. Hasta el punto de que el líder de una formación como Podemos, que solo tiene cinco escaños en el Parlamento europeo, se permite decir que son «el principal partido de la oposición», sin haber pasado aun por las urnas que deberán elegir a los próximos diputados.

Pero se trata ya de imaginar la próxima legislatura. O eso parecía escuchando los discursos de sus señorías, tan influidos en su mayoría por la sombra alargada de las fuerzas emergentes en las encuestas, como el partido de Monedero y Ciudadanos, que se proyectaba sobre el hemiciclo. El lehendakari Urkullu se quejaba la pasada semana del poco caso que le hace el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Y ayer al portavoz del PNV, Aitor Esteban, se le notaba con cierta resignación a esa progresiva pérdida de influencia de la voz reivindicativa de la Euskadi nacionalista que, con su Concierto, Hacienda propia y Policía y sin la presión del terrorismo, pocas pancartas tiene ya a donde aferrarse. Salvo que, de repente, el lehendakari se ponga estupendo y se atreva a dar una zancada hacia una apuesta soberanista liderando un proceso de «insubordinación democrática» al estilo de CiU con Esquerra y la CUP. Que, entonces sí, Euskadi se convertiría en un problema más para el Gobierno de La Moncloa.

Pero no parece que estemos en esa situación. El País Vasco, por su clasificación en el PIB español, no está por delante de Cataluña, Madrid, Valencia o Andalucía. Por lo tanto, el ritmo lento de Rajoy para afrontar los problemas se ralentiza aún más en el caso de la comunidad autónoma vasca en donde, para más inri, una cuarta parte de la población cree que la situación política de Euskadi es buena o muy buena, según el gabinete de prospección sociológica del Gobierno vasco. «Entonces, ¿de qué se quejan?» se preguntan en el entorno de La Moncloa. Da la impresión de que pasó el tiempo reivindicativo del País Vasco, ahora que ya no existe el brazo corrupto del terrorismo de ETA para dar miedo a los interlocutores. El PNV tiene tan solo 5 diputados en el Congreso . Los de CiU son 16.

Ayer, el portavoz nacionalista vasco necesitó escudarse en Cataluña para hacer fuerza pidiendo diálogo para resolver «el encaje institucional catalán y vasco». A Duran Lleida, que se molestó en hacer propuestas (una costumbre poco habitual en la oposición de este hemiciclo) no le hizo falta referirse a otros para «hacer piña». Al PNV, sí. Como si temiera que, con las nuevas mayorías que dibujan las encuestas, pueda ser que el bipartidismo esté configurado por siglas diferentes. Y puede ser que la influencia de los nacionalismos empiece a caer por su propio peso.

TONIA ETXARRI, EL CORREO – 26/02/15