LUIS VENTOSO, ABC – 28/08/14
· Sánchez se va a ver a Mas ahíto de un «buenrollismo» que no cambiará nada.
Los linces de las terceras vías venían asegurando que al final Artur Mas, que a su juicio sigue siendo persona de orden, obedecerá dócil a los tribunales y no organizará un referéndum ilegal. Bendito buenísimo. Enternecedora miopía de los politólogos y tertulianos que se niegan a ver que un grupo de nacionalistas fanatizados y xenófobos se han fijado una meta irrenunciable: desguazar el país donde vivimos todos, haciéndonos más pobres, incluidos los perspicaces telepredicadores que desde los platós de Madrid abogan por pastelear con quien anuncia que quiere destruir tu nación con un golpe de Estado civil.
Pero llegó el comandante y mandó parar. Un par de collejas dialécticas del siniestro Oriol Junqueras, auténtico cerebro del planazo para convertir Cataluña en Albania, y Mas se ha puesto en posición de firmes y ha dicho que ni un titubeo, que con la consulta al fin del mundo. Para no dejar dudas, su partido lo remachó ayer con un comunicado contundente, con el soniquete sobradillo y faltoncete que adorna a la casa.
A la hora en que todo esto sucedía, el PSOE, paladín de la candorosa tercera vía, anunciaba que el miércoles Pedro Sánchez acudirá a Barcelona a entrevistarse con Mas. Será interesante, porque el «joven político» (joven de 42 años) va a conocer de primera mano los límites del diálogo con una pared de frontón. En tiempos del pusilánime Rubalcaba, el PSOE se acomplejó tanto ante los separatistas que llegó a la conclusión de que había que cambiar las leyes democráticas para dar un premio a quien las pisotea.
Nacía así la vaporosa oferta federal (si alguien pilla al señor Sánchez y le pide que diga rápido cinco diferencias entre su modelo y el autonómico, den por seguro que a duras penas balbucirá una). La pócima del PSOE para embridar al separatismo catalán consiste en retocar la Constitución y apellidarla federal, convertir el Senado en cámara territorial, modificar la financiación para primar a Cataluña con la bicoca de vascos y navarros, y hacerse el longuis en la defensa de los derechos de los catalanes que quieren estudiar o rotular sus tiendas en español, casualmente el idioma más hablado allí. En el nivel de desafío en que habitan Mas y Junqueras, ¿van a renunciar a su nación a cambio de los abalorios que ofrece Sánchez? Para nada. Eso es como intentar detener al asaltante de un banco regalándole un llavero, un caramelito de mentol y unas pegatinas de la sucursal.
Las concesiones al nacionalismo para amansar al tigre están harto ensayadas en España (no hay presidente que no haya incurrido en ese error, excepto, por ahora, el actual). Pero lo único que se ha conseguido es un tigre más bravucón, dispuesto a arrancarle un brazo al domador judicial para escapar a la selva. Tras visitar a Mas, Sánchez debería aparcar el pastiche federalista, hacer un ejercicio de patriotismo básico y cerrar filas con el otro gran partido en la defensa sin meandros de nuestras instituciones.
Haría un servicio a su país y además, aunque no se lo crea, obtendría más votos. Pero medroso ante Podemos, prefiere una cama de clavos a coincidir en algo con el luciferino PP…
LUIS VENTOSO, ABC – 28/08/14