EL MUNDO 24/02/13
· La viuda de García Goena denuncia que el Estado amontone casos sin resolver.
Lo dice con la fuerza de quien hace tiempo que lo piensa, que lo sufre, y ha preferido contenerse. Pero su paciencia se ha agotado. La profunda desolación que acumula cada día que pasa sin nuevas pistas sobre los asesinos de su marido, hace ya 25 años, Laura Martín la quiere compensar con una rotunda denuncia contra quienes, como a ella, deberían arropar a las cientos de víctimas de ETA y los GAL cuyos casos continúan sin resolver y no lo hacen. «El problema está en que las instituciones, que deberían luchar por un final de ETA sin impunidad, blanquean a amigos del tiro en la nuca que hoy presentan en sociedad sus marcas políticas».
La gota que ha colmado la paciencia de la viuda de Juan Carlos García Goena cayó hace apenas una semana. La Audiencia Nacional le comunicó que «no hay rastro» del fotógrafo que presuntamente pasó información al comando de los GAL que mató a su esposo el 24 de julio de 1987 en Hendaya. «No hay rastro de él, pese a que le he vuelto a ver hace apenas unos días en las inmediaciones de su casa», dice dolida.
Laura Martín pasará a formar parte de la junta directiva del Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), renovada ayer. Desde ella ha decidido elevar el tono de una denuncia, tan repetida como ignorada: «La falta de implicación del Estado de derecho en la resolución de crímenes terroristas».
Escuchar a los dirigentes políticos apelar a la convivencia como el mejor remedio para superar el dolor de décadas de violencia acentúa su rabia, «el dolor jamás desaparecerá sin Justicia», y la paz resultante estaría presidida «por la desmemoria y por los amigos de las bombas», afirma.
En su opinión, el proceso de «blanqueamiento» del entorno de ETA es lo más grave. Lo afirma desde San Sebastián casi a la misma hora en la que a pocos kilómetros de allí, en Pamplona, Sortu, el nuevo partido de la izquierda abertzale, se constituye formalmente. «Los poderes del Estado siguen mirando hacia otro lado», apunta antes de recordar que muchos de los representantes de la nueva formación «siguen justificando el tiro en la nuca como herramienta para la consecución de objetivos políticos» y se niegan a «abjurar» o «renegar» de su pasado de apoyo a ETA.
En su lista de responsables por el olvido flagrante a las víctimas no falta nadie. Ni siquiera los de su partido, el PP, los mismos que consideraron «un honor» que se afiliara a sus filas. Ahora les exige que transformen ese honor en «responsabilidad» y se empeñen en esclarecer los crímenes olvidados.
«Ponen el punto de mira en el bienestar de asesinos encarcelados y no en más de 300 crímenes sin resolver que se amontonan en la Audiencia Nacional».
Entre todos ellos, Laura Martín recuerda uno, la historia de «los novios de Cádiz», Antonio y Hortensia, acribillados a balazos en Beasain el 6 de enero de 1979. La cabeza sin vida de Antonio golpeó el claxon de su coche, que sonó durante media hora sin que nadie acudiera a socorrerles, relata Martín. «En casi 30 años nadie ha llamado a la familia».
EL MUNDO 24/02/13