Candidata Yolanda

Parece que Yolanda Díaz va a dar el paso de anunciarse como candidata de Sumar entre marzo y abril. Ya sabíamos por el refranero que marzo ventoso y abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso, es decir, que todo estará listo para la gran victoria que se anuncia de Isabel Díaz Ayuso para el día 28. Habrá candidata, aunque no tendrá partido, inconveniente sólo relativo (sí, con tilde) desde que vimos el ascenso de Macron a la Presidencia de la República Francesa y dada la extrema liberalidad con que empleamos las metáforas. Detrás de la vicepresidenta segunda se alinearán  hasta quince socios de coalición, entre los que están todos los deshechos de tienta que han desertado de Podemos: Iñigo Errejón, Mónica García, Joan Baldoví y Alberto Rodríguez, entre otros.

Yolanda siempre me produjo una admiración muy tasadita. Pablo Iglesias, que siempre ha conducido sus relaciones políticas con las mujeres de su partido con parecidos criterios a los que guiaban sus relaciones personales con las tías, la nombró ministra de Trabajo, candidata a la Presidencia del Gobierno y le encomendó la vicepresidencia que él dejaba libre al dimitir. El Ministerio de Asuntos Sociales y la Agenda 2030, así como la dirección de Podemos se los pasó a Ione Belarra, otra que tal.

Yolanda dio enseguida algunas muestras de un talento extraordinario. No podremos olvidar aquel extraordinario lío que se montó la pobre para tratar de explicar lo que era un Erte, pidiendo sopitas a su coprotagonista en la rueda de prensa, José Luis Escrivá. También fue inenarrable su reivindicación de haber conseguido la igualdad salarial entre hombres y mujeres cuarenta años después de que lo hiciera su antecesor en tiempos de UCD, Rafael Calvo Ortega, que la consagró en el Estatuto de los Trabajadores (Ley 8/1980 de 10 de marzo, artículo 17º).

Yolanda alimenta sus expectativas con el hecho de ser la política mejor valorada entre la cuadrilla de ganapanes que forman el Gobierno de Pedro Sánchez. Pero esto no quiere decir nada. En 2016 el líder preferido en las encuestas era Alberto Garzón, no digo más. El farolillo rojo de la clasificación siguen manteniéndolo ese par ejemplar de compañeras de pupitre, Irene Montero  y Ione Belarra, tan solas en el fondo de la clasificación como lo estaban el martes en el banco azul, abandonadas por todos, no solo por los ministros socialistas, también por Yolanda, Garzón y Subirats, mientras ellas afrontaban el ridículo y la derrota, tan ufanas. Para curarse el disgusto, Irene Montero emprendió viaje a Nueva York, que es destino por el que siente mucha debilidad. Yolanda se presentó justo para votar y luego acompañó a Irene enlazándola gentilmente por el talle.

Aún no está cerrado el acuerdo de Yolanda con Podemos y no parece fácil que se logre, dados los precedentes negociadores de Irene Montero, criatura que no tiene otra idea  del acuerdo que la rendición incondicional de la otra parte. No sabemos en qué punto está el plan de Podemos para presentar a Irene como candidata, pero es una posibilidad que no está absolutamente descartada y ella no es dada a la renuncia por escasas que sean sus posibilidades como lo son en este caso, aunque no son mucho mejores las que tiene Yolanda Díaz.