Han causado el natural revuelo las consideraciones de un fiel escudero de Sánchez, Francisco Martín, actual Delegado del Gobierno en Madrid, durante un desayuno-coloquio en el Foro Nueva Economía, en las que comparó favorablemente las contribuciones al bienestar de los españoles de Bildu con las de los que descalificó como «patriotas de pulsera», en clara alusión al Partido Popular y a Vox. Indignación, estupor, consternación, incredulidad, asco, los sustantivos se agolpan a la hora de describir los sentimientos que han despertado en millones de ciudadanos las barbaridades proferidas por este despreciable sujeto. Cuando afirmó con repugnante rotundidad que tanto la formación abertzale como Esquerra Republicana «habían hecho más por España» que los dos partidos ganadores de las recientes elecciones municipales y autonómicas, reflejó una visión tan deformada de la realidad de nuestro país que pone en duda su salud cerebral. Abundando en este aberrante planteamiento, dijo que «esos supuestos enemigos de España han contribuido a salvar miles de vidas apoyando el estado de alarma, dignificando la vida de miles de pensionistas, mejorando las condiciones laborales de miles de ciudadanos y posibilitando presupuestos que han materializado estas cuestiones».
Los sucesivos presupuestos del Gobierno social-bolivariano, en fin, no han sido otra cosa que un continuo despilfarro para satisfacer las exigencias de sus aliados separatistas
Analicemos el párrafo anterior de su intervención. El PP votó a favor las tres primeras prórrogas del primer estado de alarma, mientras que Bildu se abstuvo en todas. De hecho, durante los tres estados alarma el PP votó a favor unas veces, otras, abstención y algunas en contra. Bildu nunca se movió de la abstención. Por tanto, es absolutamente falso que Bildu apoyase los estados de alarma. El Delegado juntó la vileza a la mentira. En cuanto a la fabulosa subida de las pensiones en un 8.5%, sin duda ha sido bienvenida por los agraciados, pero dado que el sistema está en quiebra técnica hay determinadas patadas hacia adelante que sólo denotan irresponsabilidad y búsqueda de réditos electorales a costa de la sostenibilidad. La contrarreforma laboral lo único que hizo fue empeorar la previa del PP que tan satisfactorio resultado había venido dando. Los sucesivos presupuestos del Gobierno social-bolivariano, en fin, no han sido otra cosa que un continuo despilfarro para satisfacer las exigencias de sus aliados separatistas, ampliar las clientelas del PSOE hinchando la nómina pública y alimentar las disparatadas fantasías woke de Podemos. Así, el respaldo de los herederos de ETA y de los golpistas catalanes a las cuentas públicas no reflejaba otra cosa que su aspiración a arrastrar a España al colapso financiero, en concordancia con su proyecto secesionista y comunista. La valoración positiva del patriotismo de fuerzas que pugnan con obtusa pertinacia para destruir la unidad nacional contrapuesta a la negativa de formaciones que la defienden con estricto cumplimiento de las leyes y de la Constitución, entra sin remisión en el terreno del delirio.
No se puede descartar que este dechado de sanchismo lamebotas no fuera precisamente el primero de la clase en su época escolar, en otras palabras, que esté aquejado de debilidad mental
Ante semejante comportamiento contrario a la razón, a la decencia y al propio interés electoral de sus siglas, cabe preguntarse por las motivaciones que llevaron a Francisco Martín a proferir tal sarta de fétidos disparates. En primer lugar, está obviamente la abyecta sumisión al líder. Si Sánchez necesita el blanqueamiento de Bildu para enmascarar su venenosa alianza con justificadores del crimen como herramienta de acción política, un fiel vasallo debe contribuir a paliar esta debilidad de su jefe. En segundo, el infausto Delegado se hizo eco como un papagayo de la absurda tesis de que ETA ha sido derrotada y de que, una vez purgadas sus culpas, sus representantes en las instituciones han de ser tratados como un actor democrático más. Nada más lejos de la verdad. Hay todavía trescientos asesinatos sin resolver y ETA no colabora para nada en su esclarecimiento. ETA no ha sido vencida, a lo sumo ha conseguido un empate o una victoria parcial y ahora los sucesores políticos de los matarifes viven estupendamente a costa del erario de la Nación que siguen empeñados en liquidar. Por último, no se puede descartar que este dechado de sanchismo lamebotas no fuera precisamente el primero de la clase en su época escolar, en otras palabras, que esté aquejado de debilidad mental.
Hay bocas que no son tales, sino esfínteres, que se abren para expulsar deyecciones morales que avergonzarían a cualquier mortal dotado de un mínimo de autoestima y de conciencia ética, pero que son emitidas sin rubor por determinadas escorias humanas que manchan con su presencia nuestro panorama institucional. El único alivio a tanto bochorno es el pensamiento de que el próximo 23 de julio un viento fresco y salutífero limpiará de miasmas el aire de las Cortes y nos librará del insoportable y costosísimo entramado de paniaguados, desaprensivos e inútiles que penden de la composición del actual hemiciclo.