José Alejandro Vara-Vozpópuli
El juez Hurtado llama a la puerta de la Moncloa. Tras la ‘cuadrilla de Fortuny’, la panda de Bolaños. Y de Sánchez

Un denso olor a banquillo se expande por Moncloa. Un hedor indescriptible, «como de celda», diría Melville. El auto del juez Ángel Hurtado señala el triángulo inequívoco Fiscalía-Presidencia-medios de comunicación afines en una operación con ‘clara finalidad política’ acompañada de una ‘dinámica delictiva’. O sea, un montaje diseñado, algo chapuceramente, desde instancias del Estado para acabar con una rival política, en este caso Isabel Díaz Ayuso. El escrito del instructor sitúa al Fiscal General del Estado a dos pasos del banquillo. El día 29 del corriente ha de declarar ante el Supremo. Un día después lo hará Pilar Rodríguez, la jefa de la fiscalía madrileña (‘madame cianuro’) y el 5 de febrero, Diego Villafañe, jefe de la secretaría técnica del FGE, última incorporación al clan de los investigados. Todos han sido pillados en falta, todos han dejado sus huellas en la manipulación del correo, todos se han esforzado en pulverizar la imagen de la pareja de la presidenta madrileña. La cúpula del ministerio público, imputada en pleno por un caso de revelación de secretos. Corrupción política pura. Un episodio sin precedentes que bordea la condición de estrambótico si se atiende a que ninguno de los miembros del trío haya amagado hasta el momento con dimitir.

El magistrado no duda de su participación activa «y coordinada» para revelar secretos y difundir el mail en el que el abogado de González Amador, el novio de Ayuso, negociaba con la Fiscalía un acuerdo sobre dos problemas con Hacienda. “Si dejamos pasar el momento, nos ganan el relato”, urgía García Ortiz, casi con desesperación, a Pilar Rodríguez. Esas prisas llaman la atención del instructor, que las menciona un par de veces, posiblemente incrédulo ante la chapucera operación organizada por quien se supone ha de actuar en defensa de la legalidad y de los derechos ciudadanos.

García Ortiz se encuentra a dos centímetros del banquillo y su pareja de auxiliares exactamente igual. Detalle que quizás no afecte al desarrollo de su continuidad en el cargo

El montaje es tan disparatado que se antoja grotesco. Alguien le pasa un correo a la Fuscalía («es del novio de Ayuso»), la Fiscalía lo reenvía a la Moncloa, la Moncloa a tres medios informativos y hasta lo intenta con su hombre en el PSOE madrileño que prefiere no hacerlo para no tentar al destino. Es un plan absurdo ejecutado por un grupito torpón, casi adolescente. García Ortiz se encuentra a dos centímetros del banquillo y sus dos auxiliares, exactamente igual. Detalle que quizás no afecte a su permanencia en el cargo ya que Pedro Sánchez, como este martes insistió su portavoz del Gobierno, sigue empeñado en hacer pasar por ‘bulo’ lo que es un delito y por honorable funcionario a un fiscal que ha enlodado la dignidad que representa.

Hay apuestas sobre qué ocurrirá finalmente con su futuro. Pilar Alegría dio casi por hecho que, aunque Ortiz y ‘la cuadrilla de Fortuny’ sean sometidos a juicio oral, no deberían abandonar su sillones. No se puede cesar a un Fiscal General del Estado salvo que concurran algunas circunstancias anómalas como incapacidad o enfermedad, incumplimiento grave de sus funciones y extinción del Gobierno que lo nombró. Tan sólo el segundo supuesto podría habilitar su defenestración, pero se necesitaría aprobación del Consejo de Ministros y no es el caso. ¿Dimitir? Sabido es que en España es un verbo que apenas se conjuga. Como si diera pereza.

¿Qué conversaciones guardaba el teléfono de Álvaro García del que se deshizo luego de ser imputado? ¿Qué nombres aparecían en los guasap borrados? ¿Qué ha encontrado la UCO en su ordenador durante el registro de su oficina? Versiones fiables dan por hecho que el nombre y los mensajes de Bolaños aparecerán en las pesquisas

La novedad del auto de Hurtado va más allá de las actitudes impropias de la Fiscalía. Pertrechado con los informes de la UCO, que ahora ya no le agradan tanto al Gobierno, llama tibiamente a las puertas de la Moncloa y deja una señal certera. Un aviso. Hay temblores en ciertos despachos del Ala Oeste, hay inquietud y nervios entre los hombres del presidente. En las investigaciones de la Guardia Civil aparecen nombres insignes del anterior y del actual equipo presidencial. La más señalada es Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete del jefe de Gabinete de Sánchez, quien intentó liar a Juan Lobato para consumar una delirante performance contra Ayuso en la Asamblea madrileña. El entonces jefe del grupo socialista se negó a participar en la farsa. Olía a chamusquina, a maniobra ilegal, a penal hindú. Sánchez Acera optó por remitirlo a uno de sus medios digitales y así ponerlo al fin en circulación. A la izquierda le falta finezza. O le asfixia el rastro espeso de sus crímenes.

En la alineación de los monclovitas salpicados por este enjuague aparecen también Francesc Vallés, exsecretario de Estado de Comunicación, cesado el 4 de diciembre; Ion Antolín, su sustituto, que dimitió a los veinte días de asumir el puesto y que ha regresado a su condición de portavoz del PSOE (¿alguien puede explicar esta ida y vuelta?); Laura Martínez, jefa de prensa del Ministerio de Vivienda (ojo, Pilar Rodríguez, exportavoz del Ejecutivo) y algún otro más que está al caer. Cuando se presente ante el juez, Sánchez Acera tendrá que explicar si su exjefe en Moncloa y ahora jefe en el Ministerio de reparto de fondos para los medios del movimiento sabía algo. Raro que no conociera la jugada.

Hay alguien más en el listado. En su escrito, el juez habla de que el correo en cuestión llegó a ‘Presidencia’. Sin rodeos ni eufemismos. Esa palabra aparece en la tarjeta de visita de Félix Bolaños, que es el ministro de de la cosa, así como de Justicia y Relaciones con las Cortes, y cuya relación con el Fiscal General es de todos conocida. ¿Qué conversaciones guardaba el teléfono de Álvaro García del que se deshizo luego tras ser imputado? ¿Qué nombres figuraban en los guasap borrados? ¿Qué había en el ordenador requisado en el registro de su oficina? Versiones fiables dan por hecho que Bolaños es más que un invitado circunstancial en estas comunicaciones. Revelaciones espectaculares nos acuardan. Quizás el juez tenga ya en sus manos buena parte de este material.

Las conversaciones del triministro

Tras despachar a los fiscales, la instrucción se adentrará en territorio Moncloa. Visitará despachos, convocará a sospechosos, imputará delitos, convocará a algún personaje oculto como la sombra del fantasma de un espejismo. Hasta llegar a lo principal. ¿Permanecía el presidente ajeno a esta operación sin precedentes, a una arremetida desde el corazón del Estado contra su más directa, detestada y hasta odiada rival política?. Álvaro, sé fuerte. Por ahora, el FGE resiste. Depende de lo que cuente, el juez Hurtado llamará a la puerta del despacho principal de la Moncloa. El del ‘número 1’. Sánchez, al abnquillo.