Mira que nuestro actual Gobierno es lo más parecido a una galería de los horrores. Un presidente que acaba de recibir la felicitación y el agradecimiento de la organización terrorista Hamás; una vicepresidenta segunda que nos avisa del avieso proyecto de los muy ricos de abandonarnos en la tierra para irse ellos en cohete a poblar otros planetas; la vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda que intenta aprender sin éxito lo que es un impuesto; un ministro de Transportes que en su currículum puede presumir de tener un máster en broncas; un ministro de Cultura que no sabe lo que es un lustro; una ministra de Juventud e Infancia que considera que Lenin fue una gran demócrata… todos encajan a la perfección en el engendro que es el Gobierno de Sánchez. Pero si ha de elegirse entre todos a uno como el más representativo del esperpento, la palma se la lleva Félix Bolaños, el “ministro que tiene que subir” según clamaba desaforado uno de sus ayudantes en el edificio de la Puerta del Sol aquel día en el que él protagonizó uno de los mayores ridículos protagonizados por un ministro español.
Bolaños constituye el genuino paradigma del cumplimiento del principio de Peter y así fue entendido por casi todos desde el primer momento en el que su jefe le regaló una cartera ministerial. Pero en los últimos días, el pluri ministro ha hecho méritos para que también se enteren aquellos pocos que aún no se habían enterado. Tras su segunda visita en pocos días al comisario de Justicia de la Unión Europea para hablar de la amnistía que, obligado por Puigdemont, está impulsando Sánchez, no se le ha ocurrido otra cosa que manifestar con toda solemnidad y contundencia que la preocupación de Didier Reynders por la cuestión es cero, nada, nula. No merecía mucha credibilidad su manifestación pues la doble visita en tan corto espacio de tiempo evidencia que el mandatario europeo si está preocupado. Pero es que tan solo horas después de su solemne y contundente afirmación, el propio comisario de la UE le ha desmentido personal y oficialmente dejándole desnudo en la plaza pública, cual torero desarmado por el toro en el centro del ruedo.
De momento ya has quedado ante todos los españoles como un gran embustero y ante la Unión Europea como un burdo manipulador pues de burdos es fabricar una manipulación tan fácilmente desmontable
Ya con el doble desmentido, Bolaños, empeñado en que Peter le agradezca la demostración empírica de su principio, se ha reiterado en su desautorizada manifestación, sostenella y no enmendalla. Arriero eres ministro, veremos cómo te deja el tiempo. De momento ya has quedado ante todos los españoles como un gran embustero y ante la Unión Europea como un burdo manipulador pues de burdos es fabricar una manipulación tan fácilmente desmontable.
Más no acaban aquí las perlas impagables que nos ha dejado en los últimos días el tri ministro dado que, conocida la sentencia del Tribunal Supremo que anula el nombramiento de la presidenta del Consejo de Estado, Bolaños la ha vuelto a hacer. Ante la gravedad del hecho pues grave, muy grave, extremadamente grave resulta que el Gobierno desembarque ilegalmente al frente del máximo órgano consultivo del Estado a quien no cumple los requisitos para ser nombrada, la ocurrencia del súper ministro ha sido arremeter contra los recurrentes del nombramiento –la Fundación Hay Derecho– y contra la posibilidad legal de recurrir las decisiones del Gobierno. “Una invasión en las competencias del Ejecutivo” es como se ha atrevido a calificar la presentación de un recurso contra un acto del Gobierno y su posterior anulación judicial por ser flagrante la ilegalidad cometida.
Parece desconocer Bolaños que la razón de ser de la jurisdicción contencioso-administrativa es precisamente posibilitar el control de la legalidad de los actos del Gobierno y de la Administración
De manera que, según Bolaños, ese ejemplo viviente de que Peter tenía razón, las decisiones del Ejecutivo no debieran ser objeto de control alguno o de revisión si hablamos en terminología más jurídica ¡Que horror! ¿y ese es nuestro ministro de Justicia? Si el profesor García de Enterría le hubiera escuchado se habría vuelto a morir. Parece desconocer Bolaños que la razón de ser de la jurisdicción contencioso-administrativa es precisamente posibilitar el control de la legalidad de los actos del Gobierno y de la Administración. Y eso es lo que ha sucedido, que una decisión ilegal del Gobierno ha sido recurrida y el Supremo ha confirmado su ilegalidad.
Sin dejar de creer firmemente en lo ayuno que está Bolaños de conocimientos jurídicos y en la escasez que caracteriza a su competencia profesional, mucho me temo que la cuestión podría ser todavía más grave y que, en realidad, lo por él expresado refleja también el deseo y la voluntad de cercenar el control de legalidad de lo que realiza su Gobierno. No cabe mayor muestra de carácter autocrático, algo que no puede sorprender formando parte del Gobierno en el que milita. Gobierno que ha sido capaz de renovar en su cargo a un Fiscal General del Estado que, según ha sentenciado también el Tribunal Supremo, realiza sus nombramientos incurriendo en flagrante desviación de poder.
No hay duda. Sánchez tiene como objetivo la privatización, para hacerlas suyas, de las instituciones que hacen realidad el funcionamiento de un auténtico Estado de Derecho. Lo ha hecho en el Tribunal Constitucional -ya privatizado-, lo ha hecho en la Fiscalía -privatizada también-, lo ha intentado hacer en el Consejo de Estado, lo quiere hacer en el Consejo General del Poder Judicial… Para evitar que se perpetre íntegramente el golpe solo nos quedan los jueces y, si finalmente se atreviera, la Unión Europea, que bien podría hacerlo a través de la Comisión o mediante el Tribunal Europeo de Justicia, otra vez los jueces. Por eso, los encargados de impartir Justicia son diariamente insultados por los socios de Sánchez, los comunistas y antisistema de Podemos, los supremacistas de ERC, los bilduetarras, y últimamente por su nuevo partner prófugo de la Justicia que se ha referido a ellos como “cuervos con toga” sin que desde el Gobierno se haya oído una sola voz en defensa de los jueces españoles.