Santiago González, EL MUNDO, 6/6/12
Uno de los portentos de la vida española es la relación de los partidos políticos con la televisión pública. No de todos los partidos; principalmente del que gobierna y el que puede llegar a gobernar y de los nacionalistas en sus comunidades de influencia. Nadie está dispuesto a prescindir de su televisión. Las CCAA no tienen Fuerzas Armadas; por eso, su force de frappe es la tele. En estos tiempos de recortes generalizados, que nadie espere que un gobierno autonómico cierre un canal. Es lógico. Las televisiones públicas son la continuación de su política por otros medios.
Cabría preguntarse por qué. Después de todo, la televisión no es medio idóneo para inducir al personal a reflexión y menos aún al pensamiento, pero esto no importa. Oyendo a algunos dirigentes, uno se pregunta cómo pueden tener tan bajo concepto de la capacidad intelectual de sus votantes y no cambiar de oficio.
RTVE ha sido siempre la prolongación del Gobierno, una prótesis del poder. Los socialistas sostienen que la suya ha sido una televisión pluralista y objetiva. Puede, aunque durante la tramitación de la Ley de la Radio y la Televisión de Titularidad Estatal 17/2006, a veces apareciera la imagen del jefe de la oposición en una información sobre torturas en Abu Grahib (15-2-06, La 2 Noticias) o adornando el suicidio de un etarra en su celda (28-2-2006, Telediario 3a edición) o, tres días después de su promulgación, el diputado Acebes ilustrara los vuelos clandestinos de la CIA (8-6-2006, Los Desayunos de TVE).
Pasa en todas las familias. Una vez también se coló el acrónimo PSOE en el lugar equivocado. Cuatro días antes de las elecciones del 86, en el Mundial de México, España venció a Dinamarca por 5-1, con cuatro goles de Butragueño. En uno de ellos el teleprinter colocó la leyenda Vota PSOE.
Aquella ley fue muy notable, porque establecía una mayoría cualificada de 2/3 de ambas cámaras para elegir al presidente de RTVE, por más que su aprobación en el Congreso se produjo por una mayoría de 186 votos (11-5-2006). Es un absurdo que el PSOE quiera llevar el asunto al TC y parece una broma que impusiera una mayoría más cualificada para elegir al Consejo de RTVE que para reformar la Constitución, que es de 3/5. Es asombroso que los diputados elijan al presidente del Gobierno por mayoría absoluta, la mitad más uno, y se necesitaran 2/3 para elegir a Alberto Oliart, el antecesor de Leopoldo González-Echenique. Lo que no tuvieron en cuenta los socialistas es que, después de haber echado dos vueltas de llave, se dejaron ésta debajo del felpudo, al meter el blindaje en una ley ordinaria que podía ser reformada por mayoría sin cualificar, como la que aprobó el decreto-ley del 20 de abril pasado.
Cuando UPyD publicó un anuncio: «Ente público de Radio y Televisión, líder de audiencia a nivel nacional, en antena desde hace 75 años en radio y 56 en televisión, necesita un presidente para su Consejo de Administración», me pareció una humorada tras varios meses de mareo de la perdiz. Y resultó que no, que la BBC, que sí es una televisión objetiva y pluralista, lo hace así: pone un anuncio.
Santiago González, EL MUNDO, 6/6/12