Las relaciones entre la ETA y Bretaña estuvieron durante mucho tiempo ligadas a las conexiones entre la organización separatista vasca y la ARB, Armada Revolucionaria Bretona. Conocieron su apogeo en 1999 con el robo de explosivos de Plévin.
Los vínculos entre la ETA y la ARB se inician a partir de 1984, cuando Francia prohíbe a los militantes vascos solicitantes de asilo instalarse en el suroeste del país, por miedo a que pudiera desarrollarse una retaguardia. “Vascos y bretones: los vínculos se remontan a finales de los 80, recuerda un policía que ha seguido este asunto durante mucho tiempo. Todo se inició cuando se quiso poner a los vascos … lejos del País Vasco. No se encontró nada mejor que enviarlos a Bretaña … Lógicamente, encontraron intereses comunes. Los bretones comenzaron a alojarlos, después esa hospitalidad derivó hacia un sostenimiento, muy apoyado, a nivel logístico. En ese momento, a comienzos de los 90, se produjeron grandes detenciones. Lo llevó a la finalización de este primer periodo”.
“Cooperación operativa”
Al menos, eso pensaban las autoridades. Ya que, desde 1993, el movimiento bretón entra en una fase activa y terrorista (una treintena de atentados hasta 1999) “El apoyo se transformó en cooperación operativa, narra el policía. Cada uno se benefició del otro para cometer sus atentados”. Hasta que un comando de ETA (cuyo jefe logístico de ETA) es detenido cerca de Agen (47), dos días después del robo de 8,75 tn. de dinamita en Plévin (22), cerca de Carhaix, el 28 de septiembre de 1999. Unos días antes, los etarras habían sido vistos con los presuntos miembros de la Armada Revolucionaria Bretona (ARB) en Lorient. Hacía varios días que los RG les seguían la pista.
Utilizados en Quévert
Entre los bretones, donde las investigaciones demostrarán que proporcionaron una ayuda logística a los vascos, los policías encontrarán además, una parte del botín de Plévin. Pero no se encontró todo el stock. Según la investigación, en ese momento, los explosivos de Plévin habrían matado, en España, a 18 personas y herido a otro centenar, entre enero de 2000 y julio de 2001. También se encontraron restos de esos explosivos en cinco atentados en Francia, de los cuales el de McDonald’s de Quévert, cerca de Dinan (22), el 19 de abril de 2000, habría causado la muerte de una empleada, Laurence Turbec. En el asunto de los explosivos de Plévin, los tres etarras pagaron con penas de 15 a 20 años de prisión. De los diez bretones perseguidos, nueve habían sido condenados con penas de cuatro a siete años de prisión. Uno había sido absuelto. Un año antes, todos fueron absueltos por el atentado de Quévert. Siete habían sido condenados por los otros atentados que se les imputaban a penas que iban desde los cinco años de libertad condicional a los once años de reclusión penal.
LE TELEGRAMME, 20/10/2009