Bronca en la fiscalía

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 19/11/14

· La legalidad cuenta ya poco para el president, porque está construyendo su propia legalidad, que incluye su propia justicia.

Hay veces en que atinar le deja a uno dolor de estómago. Me preguntaba dubitativo el lunes si Cataluña estaba aún en España. Los últimos acontecimientos indican que empieza a no estar. Esa rebelión de los fiscales catalanes contra sus superiores jerárquicos lo confirma. Se les han unido los colegios de abogados. Si se les unen los jueces, cosa que no hay que descartar, la tendríamos armada. Que los políticos infrinjan la ley es grave, aunque mienten, incluso a sus seguidores, y tuercen a menudo las normas. Pero lo de los fiscales pertenece ya a otra categoría y no puede mirarse hacia otro lado, como se hizo ante el 9 de noviembre cuando, valiéndose de argucias dialécticas y todo tipo de trucos jurídicos, se montó una falsa consulta, sin las menores garantías legales y democráticas.

Se comprende que Rajoy quisiera evitar la foto de la Guardia Civil llevándose unas urnas de cartón ante una multitud enfebrecida que deseaba depositar su papeleta en ellas. Pero estas cosas hay que preverlas, cortándolas de raíz, porque una vez en marcha, no hay quien las pare. Mas había anunciado con suficiente antelación su propósito: celebrar un referéndum, consulta, proceso participativo o como quisieran llamarla, pero con las mismas preguntas e idénticos fines. Alguien le dijo a Rajoy que no lo haría si el Tribunal Constitucional lo prohibía, Rajoy le creyó, y se limitó a presentar el recurso correspondiente ante el TC, que lo aceptó.

Mas siguió adelante y el 9-N tuvo lugar un simulacro de consulta, todo lo ilegal que se quiera, pero real. Y en política, la realidad es lo que manda, aunque se haya mentido, engañado o jugado con cartas marcadas. Ya en el sendero de la Real Politik, Mas va a seguir la de los hechos consumados, con cada vez más seguidores, pues ya saben, nada tiene más éxito que el éxito, dejando a Rajoy y a Torres-Dulce discutiendo si es legal o no. La legalidad cuenta ya poco para el president, porque está construyendo su propia legalidad, que incluye su propia justicia.

No soy yo quien tiene que decir al presidente del Gobierno lo que tiene que hacer. Mi labor, mucho más fácil y modesta, es exponer la realidad. Y la realidad es la que les conté el lunes: que Cataluña se va separando de España como un iceberg del Ártico. Otro error, y habrá que decirle adiós.

Espero que no, que no se cometa. Aparte de que tampoco Mas lo tiene fácil. No me refiero a su pulso con el Gobierno central, a quien tiene tomadas las medidas, sino al resto de los partidos catalanes. Los que han venido apoyándole, ERC, no están dispuestos a seguir haciéndolo, viendo que les quita la vanguardia del soberanismo. Los socialistas, temiendo desaparecer a manos del nacionalismo, tampoco quieren rendir la última joya de su corona: el lazo con España. Unió, como siempre, duda, temerosa de su supervivencia.

Pero es Rajoy quien tiene la palabra. Y, esperemos, la acción. Es su turno.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL, ABC – 19/11/14