EL MUNDO – 03/05/16
· La Comisión Europea dejó ayer en evidencia a Carles Puigdemont. El presidente de la Generalitat ha estrenado su agenda internacional estos tres últimos días con un viaje a Bélgica, y él mismo había asegurado que no se reunía con ningún dirigente comunitario porque «no era el objetivo» de la visita. Sin embargo, la portavoz de la Comisión Europea, Mina Andreeva, contradijo ayer esa versión: confirmó que la Generalitat intentó un encuentro con Jean-Claude Juncker y que el presidente de la Comisión lo rechazó «por motivos de agenda».
La primera experiencia de Puigdemont en Bruselas ha sido tan amarga como las últimas que vivió Artur Mas. Porque el de Juncker no fue el único portazo comunitario que recibió el presidente de la Generalitat: también el equipo del presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, rechazó que ambos mantuvieran un encuentro por «problemas de agenda», informa Europa Press.
La versión oficial de la Generalitat cambió a golpe de desmentido. El president dijo en dos ocasiones que no estaba previsto que se reuniera con cargos europeos porque el viaje estaba pensado para visitar a las autoridades belgas. «El día que me proponga ver a un comisario europeo lo haremos, lo pediremos y lo conseguiremos», afirmó Puigdemont.
Pero la portavoz comunitaria fue tajante. «Puedo confirmar que hubo contacto a nivel de gabinete y que se envió una respuesta diciendo que lamentablemente la agenda de Juncker no permitía esa reunión», dijo Andreeva.
En vista de las circunstancias, fuentes de la Generalitat explicaron que cada vez que un presidente catalán va a Bélgica se le comunica al presidente de la Comisión «por si quiere celebrar un encuentro». Así que defienden que, aunque los contactos existieron, «formalmente» el delegado del Govern en Bruselas, Amadeu Altafaj, no pidió ninguna reunión, aunque admiten que «se puede interpretar» que sí.
El predecesor de Puigdemont, Artur Mas, admitió el fiasco del actual president y lo atribuyó a «las presiones del Estado español». Mas dijo que él, durante los cinco años que fue jefe del Ejecutivo catalán, vivió «toda la secuencia». «Al principio era posible reunirse con los principales dirigentes europeos; yo mismo me reuní con Durão Barroso cuando era presidente de la Comisión», recordó.
Pero después, coincidiendo con el inicio del proceso soberanista, la situación se complicó para la Generalitat. «La presión constante del Estado español hace que muchos de estos dirigentes ahora traten de nadar y guardar la ropa, y de no significarse demasiado» con respecto a las demandas independentistas, afirmó.
Mas, que ganó las elecciones de 2012 con la promesa de «internacionalizar» la causa independentista catalana, cosechó en este ámbito uno de los mayores fracasos de su mandato. Ayer añadió que «el Estado español se siente inseguro y no quiere que los soberanistas sean ni siquiera escuchados». «Les piden que ni nos escuchen», insistió.
Desde el PP exigieron ayer explicaciones a Puigdemont por su «ridículo internacional».
EL MUNDO – 03/05/16