IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO

  • Dicen que emitiremos menos deuda de la prevista, pero la cruda realidad es que la emisión total supondrá un récord histórico

La vicepresidenta tercera, Nadia Calviño nos dio el viernes una noticia esperanzadora. Las emisiones de deuda se van a reducir en 10.000 millones de euros frente a lo previsto en los presupuestos. Lo cual implica que la recaudación fiscal del último trimestre ha sido más abultada y, dado que las subidas de impuestos acordadas por el Gobierno se aplicarán en este ejercicio recién estrenado, eso solo puede ser consecuencia de que la actividad no ha sufrido tanto con la explosión de la segunda ola.

Lo malo, mire que soy cenizo, es que esa noticia oculta otra que de buena no tiene nada. La Vicepresidenta se refería a la nuevas emisiones, a esas que nos obliga la financiación del déficit previsto para el año en curso y que asciende a la bonita cifra de 100.000 millones. Pero luego tenemos que devolver más de 190.000 millones de deuda antigua que vence y, como no tenemos dinero para pagarla, pequeño detalle, necesitaremos refinanciarla con mas deuda nueva. En resumen, la cruda realidad es que la emisión total de deuda se elevará a 289.138 millones de euros lo que supone un récord histórico y casi un 5% más que el año anterior.

Esto de tener una parte de la deuda vieja y otra nueva es un fastidio para quienes proponen no devolverla. La cuestión es tan obvia como desagradable. ¿Si no pagamos la que debemos, quién nos prestará más? El otro vicepresidente, Pablo Iglesias, lo proponía hace unos años, pero ya hemos visto su enorme capacidad de adaptación tanto en la esfera privada como en la pública. Así que no pondrá pegas a pagar lo que se debe, a fin de poder deber más. También criticó el piso que se compró Luis de Guindos, se escandalizó con la subida del precio de la luz en tiempos de borrasca con el gobierno del PP, criticó la modestia de los aumentos del SMI y se opuso a la reforma laboral del PP y ya sabemos lo que ha hecho. Supongo que ahora estará elaborando más jugos gástricos para digerir la propuesta del ministro Escrivá que reducirá las pensiones. Total, un fiel seguidor de la teoría del maestro Charles Darwin: Sobrevive quien se adapta…

No todo el esfuerzo de los ERTE es público, las empresas cargan con una gran parte y las familias con otra

El tamaño de las cifras que comentamos da una idea de la tarea a la que nos enfrentamos. No lo digo porque no sabemos cómo vamos a devolver esa montaña de deuda. Eso no preocupa a nadie, no interesa a nadie y nadie está pensando en ello. Lo digo como comparación con el dinero que nos debería llegar de Bruselas y en el que hemos puesto todas nuestras esperanzas. Vendrán, suponemos, 140.000 millones pero eso será a lo largo de varios años. Mínimo tres. Los 290.000 millones que emitiremos este año los podemos comparar con los 27.000 que confiamos nos lleguen en el mismo periodo de tiempo desde las instancias europeas. Es mucho dinero, pero es el 10% de lo que debemos, de lo que necesitamos para viejos vencimientos y nuevas necesidades.

Pero bueno, hoy es domingo y vamos a seguir con el enfoque positivo. Las noticias de un acuerdo inminente para la prolongación de los ERTE’s hasta el mes de mayo confirma los errores de cálculo cometidos con la duración de la pandemia. En mayo, llevaremos casi quince meses de enfermedad y de restricciones de la actividad. Algo que no vimos ni en nuestras peores pesadillas. Pero ésta prolongación y las anteriores son una muestra de flexibilidad -la ministra Yolanda Díaz tiene mucho que ver en ello-, y de que cuando la necesidad aprieta con urgencia, las posturas se flexibilizan con rapidez. Además, la principal dificultad es su coste y ya vemos que de dinero… ¡estamos sobrados!

Pero no todo el esfuerzo social es público, no crea. A pesar de lo que piensan muchos, las empresas cargan con una buena parte del sacrificio. Mientras que el PIB caerá holgadamente por encima del 10% en el 2020 las rentas de los hogares descenderán algo más del 3% y de los 116.000 millones de euros perdidos ya por el PIB español, 62.000 fueron contra los beneficios empresariales y 27.000, aproximadamente la mitad, redujeron las rentas de los trabajadores. ¿Es malo? No, es socialmente beneficioso y servirá para retomar el consumo y la actividad en cuanto dobleguemos de verdad a la pandemia. Pero es así y conviene reconocerlo.