Juan Pablo Colmenarejo-Vozpópuli

  • A Pedro Sánchez le complica mucho la vida tener a Pablo Iglesias mordiendo fuerte cada vez que toma aire. Los Presupuestos le están saliendo muy caros

“Están agotando los plazos… El Estado no se lo va a permitir y no se lo va a perdonar”. El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, -al más puro estilo del dirigente de Podemos Pablo Echenique– en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros del martes (14-12-2020), suelta el guantazo, con la mano abierta. Una advertencia que suena a amenaza, y también viceversa. Ultimátum al PP, al que le empieza a sentar mejor de lo esperado por el Gobierno -eso dicen las ultimas encuestas- la ruptura pública con Vox durante la moción de censura contra Sánchez, que en realidad horadaba a Casado.

El PP está bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial para escándalo de los que olvidan rápido y a sabiendas. El ministro Campo formó parte del órgano de gobierno de los jueces y sabe que legal y legítimo es designar magistrados para cubrir las plazas vacantes, en las correspondientes salas del Supremo, tanto si el mandato sigue vivo o si se encuentra caducado, pero en funciones y por lo tanto bloqueado por unos (PSOE) o por los otros (PP). Suele coincidir que el bloqueador se encuentra en la oposición. El pleito en el que se va a meter el Gobierno, empujado por enésima vez por Podemos, va a acabar en un conflicto institucional muy grave. Ya se sabe que a los jueces lo que menos les gusta es que les pisen la manguera desde el poder político. El famoso cepillado del Estatuto de Cataluña de 2006 se llevó por delante el intento del independentismo, en connivencia con los socialistas, de crear un sistema judicial aparte del único que cabe en la Constitución. Unos años después de aquella sentencia del Tribunal Constitucional (2010) se ha demostrado que los hoy políticos presos buscaban convertir la separación de poderes en un único mandamiento.

A Sánchez no le importa quiénes se sienten en el órgano de gobierno de los jueces, pero a Iglesias, mucho. Para una termita política no hay trozo que deba quedar virgen

Campo amenaza, hablando en nombre del Estado cuando solo es una parte, el Gobierno. Debe ser que todo se pega, porque su jefe y presidente del Gobierno suele adjudicarse la representación única de las instituciones en su conjunto. ¿No le va a perdonar el Estado al PP que no acepte un acuerdo con Podemos que mete a ERC y a Bildu en el Poder Judicial para agrietarlo desde dentro hasta su derrumbe? Campo tiene desde el mes de agosto un acuerdo con el consejero de Justicia de Madrid y miembro de la ejecutiva de Casado, Enrique López, que rompe Podemos con sus exigencias. Campo y López conocen la institución, al haber sido vocales del Consejo General del Poder Judicial, y también los usos y costumbres. El “cabezón” (Montero, tal cual) Iglesias -según las últimas estimaciones de voto de GAD3 pasa de 32 a 20 escaños-, junto al clan independentista anti-78, cobran muy caro el jornal. A Sánchez no le importa quiénes se sienten en el órgano de gobierno de los jueces, pero a Iglesias, mucho. Para una termita política no hay trozo que deba quedar virgen. Cada mordisco tiene su afán si se trata de echar abajo un edificio entero. Campo amenazó al PP, a su jefe Sánchez le complica mucho la vida tener a Iglesias mordiendo fuerte cada vez que toma aire. Los Presupuestos Generales del Estado le están saliendo muy caros. De aquí al 2023 no va a quedar casi nada en pie si Iglesias sigue a este ritmo de demolición. No es de extrañar lo que va consiguiendo, su cabezonería tiene el tamaño de una perforadora.

Nostalgia del bipartidismo

En Hungría o Polonia, especialmente, se ha legislado atacando la independencia judicial con el pretexto de purgar a los jueces comunistas. En ambos casos, los gobiernos de la derecha dura y nacionalista se han jugado los fondos europeos, además de tener una incómoda convivencia con sus socios en la Unión Europea. Si alguien le hace llegar a la Comisión Europea algunas de las intervenciones (14-12-2020) en el Congreso -el mismo día de la amenaza de Campo al PP- de los portavoces de Podemos, ERC y Bildu clamando por una limpia de fascistas en el Poder Judicial español, más de uno en Bruselas debería, como mínimo, darse por enterado, dada la gravedad de lo que en España está punto a suceder. El reglamento para el reparto de los fondos europeos, aprobado por el Parlamento de los 27, contempla el supuesto “de amenazas a la independencia de los jueces”.

El “Gobierno bipolar”, en acertada expresión de Agustín Valladolid, ha jugado esta semana muy fuerte contra el PP y los jueces. En este caso, ambas partes en el mismo polo. Mientras Campo eleva el tono para recordarle al PP que tienen un acuerdo, en “añoranza del bipartidismo” que el dice el senador socialista Cepeda, Iglesias, muy “cabezón” con lo de tumbar el 78, dio rienda suelta a los portavoces de su alianza de partidos termita. Que los jueces pongan velas a los santos europeos que conozcan o a la independencia del Poder Judicial no lo va a conocer ni quien enterró a Montesquieu.