- El autor convoca a las 20 horas del día 17 a ‘la mayor cacerolada que se haya escuchado en nuestro país’ contra el homenaje al etarra Henri Parot, asesino de 39 personas
Seguramente, desde el punto de vista judicial no se podrá hacer nada, vista la experiencia de los homenajes de las últimas semanas. No es muy comprensible que haya gente dispuesta a rendir homenaje a quienes han cumplido condena por asesinato. El último del que tenemos noticia fue el recibimiento que parte del pueblo de Bilbao rindió al asesino Agustín Almaraz, que salió de la cárcel después de cumplir 25 años de condena por el asesinato de cuatro personas.
Que se sepa, ninguno de esos asesinos pueden ser aplaudidos y reconocidos por su heroísmo. No se tienen noticia de que se enfrentaran cara a cara con los asesinados. Todo lo contrario, fue su cobardía la que les hizo matar por la espalda, a traición, a oscuras, poniendo bombas lapa, haciendo estallar coches-bomba o exhibiendo otros procedimientos todos ellos detonadores de su falta de valentía.
Los asesinos de ETA son cobardes. ¿Y cómo calificar a los que aplauden, enaltecen y ejemplifican a los cobardes? No hace falta que yo lo escriba. Las tres palabras “pandilla de cobardes” han salido solas de los labios de usted que está leyendo este texto. Puede ser que esa parte del pueblo vasco, que rinde veneración y elogia a los criminales, tenga los valores morales invertidos con respecto al resto de la ciudadanía. Si aplauden a los asesinos, seguro que censuran a las víctimas. Ellos no valoran el mérito, el esfuerzo, el valor. Valoran el desprestigio, la laxitud, la cobardía. Si admiraran la valentía, homenajearían a ese Guardia Civil que sacaba a hombros a ciudadanos vascos a punto de ahogarse cuando las inundaciones del año 1982 en varias localidades vascas. Un cobarde hubiera escurrido el bulto y habría dejado morir a quienes necesitaban ayuda.
Si tuviera que hacer una escala de los diferentes delitos de odio que se practican en España, pondría, sin duda, en primer lugar el de ensalzamiento de los asesinos de ETA
El próximo día 18 unos cientos de ciudadanos vascos protagonizará una marcha en Mondragón para recibir al etarra Parot. Los méritos por los que será homenajeado son los 39 asesinatos cometidos por el terrorista asesino. La marcha de 31 kilómetros serán para denunciar los 31 años que el etarra ha pasado en prisión. Fue condenado a 4.800 años. El nieto de un amigo mío creyó que la marcha era para exigir a las autoridades el cumplimiento de la prisión permanente revisable. Había leído la noticia sobre la condena de Parot y el historial de asesinatos que llevaba en sus espaldas el etarra, entre ellos el atentado al cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza, en el que hubo 11 muertos y 40 heridos. No se lo podía creer cuando le aclaré que la marcha no era para exigir más cárcel para el etarra sino para ensalzar sus “hazañas”.
Renuncia a la homofobia
Que nos hayamos creído la mentira de un homosexual respecto a una agresión que no existió no elimina los delitos de odio que se siguen produciendo en una España que mayoritariamente ha renunciado a la homofobia y repudia a los cavernícolas que siguen pensando que la sexualidad de cada uno tiene que adaptarse a su forma y manera sin admitir diferentes formas de vivirla. Me escandaliza ese delito y seguiré repudiando a quienes lo practican. Pero si tuviera que hacer una escala de los diferentes delitos de odio que se practican en España, pondría, sin duda, en primer lugar el de ensalzamiento de los asesinos de ETA.
La unión Europea señaló un día para repudiar los crímenes cometidos por los regímenes nazi y comunista a lo largo del siglo XX. La UE instó a los Estados miembros a hacer frente a las organizaciones que difundan discursos de incitación la odio y a la violencia. Sin embargo, en España, país miembro de la UE, se permite que Bildu y el gobierno Vasco puedan exaltar y permitir los crímenes y a los criminales etarras. Nadie puede imaginar que en Alemania el Gobierno Federal o cualquiera de los länder permitieran homenajes a los que asesinaron a millones de ciudadanos en nombre de una ideología totalitaria. En España -ya hemos visto- se puede matar a 39 personas y ser recibido con vítores y aplausos por unos ciudadanos enfermos.
Pido que nos pongamos de acuerdo para que, cada vez que un etarra salga de prisión y sea recibido con honores en su pueblo, reciba la mayor cacerolada que jamás se haya escuchado en nuestro país
Y si nada se puede hacer porque la Audiencia Nacional tiene las manos atadas por el artículo 578 del Código Penal, ya va siendo hora de que los ciudadanos tomemos la decencia y el honor en nuestras manos y los hagamos resonar en los oídos de los asesinos etarras que salen de la cárcel, de quienes le aplauden y se vanaglorian de tenerlos como amigos o vecinos, de quienes pueden modificar la ley para que se considere delito de odio esos homenajes que tanto hieren a las víctimas y a quienes tenemos la decencia como guía de nuestras vidas.
Y, por eso, igual que espontáneamente nos pusimos de acuerdo para aplaudir, todos los días, a las 20 horas, a los sanitarios que se dejaban la piel por atender a los contagiados por la covid, pido que nos pongamos de acuerdo para que, cada vez que un etarra salga de prisión y sea recibido con honores en su pueblo, reciba la mayor cacerolada que jamás se haya escuchado en nuestro país. El día 18 de septiembre animo a asociaciones, organizaciones, partidos, sindicatos y ciudadanos decentes para que a las 20 horas nuestros balcones, terrazas y portales hagan sonar en forma de cacerolada nuestra indignación y protesta frente al delito de odio que se va a cometer contra las víctimas y todos nosotros con el recibimiento al sanguinario Parot.