ABC 19/10/16
ANTONIO BURGOS
· Pongas a la hora que pongas La Sexta o Cuatro, te sale en pantalla el podemita de guardia
ESO del fútbol, de querer ganar en los despachos federativos los partidos que se han perdido sobre el césped, seguro que se lo han copiado los balompédicos a la izquierda española. La que como mínimo desde la Semana Trágica de Barcelona y la Revolución de Asturias viene queriendo ganar en la calle lo que ha perdido en las urnas. Cuando he visto que los de Podemos están dispuestos a hacer una nueva edición, en rústica, de su subversión popular de la calle en el 15-M (que no fue de la calle, sino de una plaza, la Puerta del Sol), he pensado que, aunque se las dan de muy modernos y rompedores, son unos rancios que no hacen más que repetir fórmulas del pasado.
El 15-M, ay, el 15-M… Si hubiese habido un Gobierno fuerte, en el que Rubalcaba hubiera cerrado a cal y canto todas las entradas a la Puerta del Sol, sin sentir vergüenza por el ejercicio de la autoridad, que para eso los elegimos, para que gobiernen, Podemos quizá no existiría. Claro que usted puede replicarme que si mi abuela tuviese un manillar, un sillín, un cuadro y dos ruedas no sería mi abuela, sino una bicicleta. Pero no se le dio a aquello la importancia que tenía: la rebelión de la Castuza frenta a la Casta, el hilo a la cometa para el vuelo libre de la gentuza.
Es como lo de los medios informativos. ¿Cuándo los que defienden la Constitución van a hacer un pacto para pegarle un apagón informativo medio buenecito a esta colección de pelusos, con o sin silla de ruedas, con o sin coleta, con o sin pinta del Repelente Niño Vicente, que cada día están más crecidos? Es que no falla: pongas a la hora que pongas La Sexta o Cuatro, te sale en pantalla el podemita de guardia, horas y horas de propaganda. Como las farmacias de 24 horas, estas dos televisiones son de sesión continua como aparato de propaganda de los que, ni más ni menos, quieren cargarse todo nuestro sistema de libertades y de convivencia y el código de valores constitucionales que, una vez y otra, salen victoriosos en las urnas. ¿Qué hubiera pasado si José Manuel Lara Bosch, marqués del Pedroso de Lara (q.s.G.g.), no le hubiera entregado La Sexta a Podemos aproximadamente como Boabdil les dio Granada a los Reyes Católicos, sólo que sin derramar una lágrima, al revés, contentísimo porque cuanta más fiesta radical y antisistema largaban los colectudos, más le subía la audiencia y más ingresos por publicidad tenía? El dinero como medida de todas las cosas por parte de determinados medios de comunicación ha sido el gran impulsor de Podemos. No sé las audiencias televisivas, pero las urnas los han castigado. No obstante, siguen erre que erre. Cuando no es Errejón quien habla por esas teles, es Monedero; y cuando no es Monedero, es el Coletas; y cuando no es el Coletas, es Echenique, paisano por cierto de la argentina Monja Jartible, que también es mucho de la causa.
Ojalá todo salga en la investidura como los dirigentes sensatos del PSOE (que haberlos, haylos) han proyectado frente a las bases levantiscas del «No» del gachó que se ha pegado de vacaciones de ensueño lo que no hay en los catálogos de la agencia de viajes del Cortinglés, sólo le falta el Dubái de la luna de miel de Kiko Rivera. Ojalá nunca destruyamos España por medio de ese «Gobierno Alternativo» que el Eterno Veraneante ya tenía pactado con los separatistas y con todo enemigo de la Patria. Pero aunque todo salga como quieren las personas de orden del PSOE (¡qué antigüedad tan linda lo de «personas de orden»!), la que nos espera a todos, y especialmente a Rajoy, va a ser menuda. Ya lo han anunciado: nos espera la revuelta continua en la calle. Nos esperan esos ayuntamientos radicales, que propició el PSOE con tal de quitar alcaldías al PP, convertidos en ariete de la algarada. No, divertirnos bien que nos vamos a divertir. Permanezcan atentos a la pantalla. La pantalla de Cuatro y de La Sexta, naturalmente.