Miquel Giménez-Vozpópuli
Dice ahora la Junta Electoral Central que Torra ha de quitar los lacicos y la propaganda separata de los lugares públicos, por lo de la campaña y eso. ¿Qué hará? De momento, pedirle a Artadi que le agarre el cubata.
Es acojonante. Solo en Cataluña uno puede ir a un ayuntamiento, a un edificio de la Generalitat, a un colegio público, a un hospital, y encontrarse con propaganda electoral de un solo palo. Cuidadín, y apoyada por el gobierno catalán. Es como si, un poner, en todos los centros oficiales hubiese pancartas del PSOE con la foto de Sánchez en estas elecciones. ¿A que suena raro? Pues eso es lo que pasa en mi tierra. Las Consellerías están a petar de lazos amarillos, de letreros que piden la libertad para los presos, de esteladas, y ojito con querer retirarlos, porque el comando hiperventilado de turno te estigmatiza para toda la vida y, si eres funcionario, ya puedes pedir el traslado a coordinador de papel de váter. Hay propaganda por todos los lados, sí, porque Cataluña es una península rodeada de lazis por todas las partes menos por una, que es la guardia civil.
Ciudadanos ha exigido que este relajo termine, y la Junta Electoral Central ha dado al chico de la Ratafía, léase Quim Torra, cuarenta y ocho horas para despejar de propaganda partidista los edificios públicos. Ahora bien, como Puigdemont ha dicho que aquí no se quita ni un lazo, andan en Palau devanándose los sesos a ver cómo cumplen a la vez lo que dice el fugadísimo y lo que ordena el poder judicial.
Elsa Artadi, tan mona ella, con sus abrigos de pijina, ha anunciado que tienen prevista una solución combativa. Por si las dudas, Torra ya ha dicho que no piensa retirar ni un lazo ni una sola bandera separatista porque “son símbolos de libertad”. Vale, sin novedad en El Alcázar. Pero ¿y las acciones combativas? ¿A qué se refiere con eso la consellera yogui? ¿Estarán preparando una performance integrada por todo el Consell Executiu, aullando, como hemos visto en algún pueblo de la comarca de Mordor? ¿Se pintarán de amarillo y desfilarán en pelota picada por los pasillos del Parlament mientras cantan La Estaca? ¿Llenarán de lazos amarillos la montaña de Montserrat, Moreneta y Abad incluidos? Inquietante, Carmen, que diría Iker Jiménez.
La cosa será complicada, porque si no les importó saltarse a la torera nuestra ley de leyes, anda y que les inquieta una multa de tres mil, diez mil, o cien mil lereles
La cosa será complicada, porque si no les importó saltarse a la torera nuestra ley de leyes, anda y que les inquieta una multa de tres mil, diez mil, o cien mil lereles. Para eso estas las arcas siempre próvidas de la ANC y de Ómnium, repletas de billetes y más billetes, eso sí, todos de procedencia honorable, no sé si me entienden. Total, a pesar de que entidades cívicas como Aixeca’t-Levántate o Impulso Ciudadano anuncien que se ponen a disposición del personal para dar curso a las denuncias de lo que constituye un gravísimo delito electoral, retirar, lo que se dice retirar, el Govern separatista no va a retirar nada. Ellos, a lo suyo, que es chamullar que si el 155 disfrazado de Junta Electoral, y que si los presos políticos, y que si mimí y que si mumú y, claro, continuar gobernando sin parlamento a su puta bola, como si todo esto les perteneciese y los que no somos de su rollo andásemos sobrando. De momento, no les ha ido mal. Ya sé que me dirán que el anterior Govern o está sometido a juicio o fugado, pero, por vía de ejemplo, Pujol va tan campante por la calle, como Mas, como muchos de los que han inspirado, organizado y financiado este proceso, y no hay ni partidos ni entidades ni asociaciones cerradas por golpistas. La poca firmeza del 155 quedó, ¡ay!, perdida para siempre como lágrimas en la lluvia.
Qué le vamos a hacer, son cosas que suceden en un país que tiene miedo de reconocerse a sí mismo y, mucho peor aún, de emplear la fuerza de la razón, que no la razón de la fuerza. Eso se queda para quienes pretenden intimidarnos, llenando nuestras retinas con la omnipresente parafernalia totalitaria, a ver si así nos escondemos debajo del colchón.
Por si las dudas, yo de ustedes tendría cuidado sí, sentados en cualquier restaurante catalán, piden de primero sopa, porque es muy posible que se encuentren un lazo dentro. Y no hay libro de reclamaciones para eso, ¿verdad, ministro Marlaska?