ABC – 10/09/14
· La bandera escocesa ondea en Downing Street como gesto, y varios «tories» proponen que la Reina lance un mensaje a favor de la Unión.
· Comunicado conjunto: «El Reino Unido es mejor si estamos juntos», dice el comunicado de los tres líderes políticos nacionales.
· Unión de divisas para el Banco de Inglaterra la soberanía escocesa y la unión de divisas son «incompatibles».
Tras la absoluta alarma de un lunes de pánico, con la libra desplomándose y los mercados cayendo, ayer llegó la hora de la reacción en el campo de los unionistas. Los tres partidos de Westminster, conservadores, liberales y laboristas, aparcaron sus diferencias y firmaron una declaración conjunta de sus tres líderes. Cameron –cada vez más cuestionado en sus propias filas por haber metido al país en este terrible atolladero–, Clegg y Miliband viajarán hoy a Escocia para hacer campaña por el «no» a la independencia, eso sí, por separado. Además, la bandera escocesa, la «saltire», con su fondo azul y su cruz de San Andrés blanca, ondea desde ayer como gesto en Downing Street número 10, la residencia del primer ministro, quien ha pedido que sea izada en todos los ayuntamientos del país. Un gesto, tal vez tardío, para escenificar que todo el Reino Unido quiere que los escoceses se queden.
Ayer se conoció un nuevo sondeo, de TNS, que concede una apretadisíma victoria por un punto al «no» a la independencia, con un 39% frente al 38% que votarían «sí». Es muy notable el volumen de indecisos, son el 18% de los interrogados, es decir, 600.000 de los cuatro millones de escoceses llamados a votar en el referéndum del próximo día 18. La encuesta tiene un universo de 900 consultas y el trabajo de campo se llevó a cabo entre el 27 de agosto y el 4 de septiembre. Todo está muy abierto.
El sprint final tendrá una llegada digna de foto finish. El nerviosismo sigue a flor de piel en Londres cuando faltan solo ocho días, hasta el punto de que algunos parlamentarios «tories» ya proponen que se juegue la última baza: una alocución de la Reina a la nación. Creen que su líder, David Cameron, debería pedirle que se dirija al país, como hizo en su jubileo de 1977, cuando lanzó una apasionada defensa de la Unión al hilo de las votaciones para devolver sus parlamentos a Gales y Escocia.
Neutralidad
Pero la iniciativa suscita dudas constitucionales. La Reina es formalmente neutral ante el cara o cruz escocés, y así lo han reiterado una y otra vez desde Buckingham. Sin embargo, es del dominio público que detesta la idea de la independencia y la prensa inglesa ha filtrado que está «horrorizada» ante tal posibilidad.
«Hay muchas cosas que nos dividen, pero hay una en la que estamos apasionadamente de acuerdo: el Reino Unido es mejor si estamos juntos», afirman los tres líderes nacionales en el comunicado que emitieron ayer. Para enfatizar la importancia que conceden a su marcha sobre Escocia, el «premier» ha renunciado a la sesión de control parlamentario que tenía prevista para hoy.
Hasta ahora, los líderes nacionales habían limitado sus apariciones en Escocia, porque se consideraban contraproducentes, toda vez que Alex Salmon, el líder nacionalista, ha convertido a lo que vendría a ser la casta de Londres en una de sus dianas: «Juntos, Cameron, Clegg y Miliband son los políticos de Westminster menos fiables que ha habido jamás. Su presencia en Escocia supondrá un respaldo masivo al sí. El mensaje es que esa élite está en absoluto pánico», se jactaba ayer. Político habilidoso, ha presentado a Cameron como el campeón de los recortes, diciendo que pretende destruir el sistema nacional de salud, que se salvaría con la independencia. Un argumento pueril, pero que le funciona, pues Escocia es mucho más izquierdista que el resto de la Unión.
Ayer los mercados se mantuvieron más tranquilos, con la bolsa casi en plano y la libra cediendo solo un 0,08% frente al dólar tras su batacazo del lunes. La artillería de Londres se completó con la aparición en escena del gobernador del Banco de Inglaterra, que aseguró taxativamente que la Escocia independiente no podrá compartir la libra esterlina, algo que los nacionalistas, ignorando el principio de realidad, afirman una y otra vez en sus mítines que será posible. «Una unión de divisas es incompatible con la soberanía», zanjó taxativamente el gobernador Mark Carney. La crítica es por qué ha tardado tanto en aclararlo blanco sobre negro.
ABC – 10/09/14