EL MUNDO – 30/06/16 – ARCADI ESPADA
· El partido Podemos y sus fragmentos han perdido 3,3 puntos y 9 diputados respecto a las elecciones de diciembre. Sus pérdidas son superiores a las de C’s, que pierde casi un punto y 8 diputados, y a las del PSOE, que pierde 5 diputados, aún ganando un 0,6% de votos. No cabe descartar que los votos perdidos del partido Podemos hayan ido al PP: también empieza por P y la democracia es piadosa con el votante despistado y con el analista que imagina unas urnas repletas de sentido.
Puede que hayan ido a la abstención, y que esa abstención podémica se haya visto compensada por la movilización de un cierto votante del PP que se abstuvo en diciembre. Puede que hayan ido al PSOE, pero eso obligaría a que, a su vez, un número de votos equiparable hubiese huido del PSOE hacia el PP. La lección interesante es la misma: de la caída del partido Podemos no se beneficia el socialismo.
La lectura genérica de los números indica que el votante socialista no le ha reprochado a su partido la falta de un acuerdo con la extrema izquierda: le ha votado en los términos aproximados de diciembre, aunque el reparto de escaños le haya perjudicado. Los reproches por lo mismo del votante podémico puede que hayan existido, pero son irrelevantes estadísticamente dada la falta de crecimiento del voto al PSOE. La imagen de un trasvase automático de votos, como el de CDC a ERC, no se ve por parte alguna.
Este desdén viceverso del público elector hacia el Frente Popular parece indicar con una cierta claridad cuál es el camino que debe recorrer el socialismo para restablecer un nuevo contrato de ganancias con los españoles. El camino a su derecha. O sea, el de intentar que los centrismos alojados en el PP y en C’s vuelvan hacia la socialdemocracia. Es a partir de que esa hegemonía centrista está construida, y no antes, cuando se adhieren a ella los votos extremos del campo ideológico de partida. El gozoso momento, descrito por el ripio, en que las cien mil moscas listas acudieron. El momento de que se aliste Errejón, por tomar un presunto ejemplo de la actualidad.
La primera condición de ese contrato es que el PSOE facilite de inmediato el gobierno de Rajoy. Entre los problemas lógicos que debe resolver el decadente socialismo español está la evidencia de que el socialismo solo puede ser oposición y que para haber oposición ha de haber gobierno. Pero siempre que no sea el gobierno devastador que se formase a partir de los 24 millones de votos que, incluyendo el mío, el presidente Rajoy sumaría en el caso de unas terceras elecciones a Cortes.
EL MUNDO – 30/06/16 – ARCADI ESPADA