Durante el debate en la ETB, el candidato Ibarretxe, privado de su lengua propia, asombró a propios y extraños con una respuesta suya a Patxi López. Este atacó uno de los mantras de Juan Josué: «Dígame una sola idea que haya sido ilegalizada», a lo que el candidato nacionalista, en su prístina simpleza analógica, respondió: «El Estatuto está ilegalizado en 36 ideas».
La coincidencia de las elecciones autonómicas en Galicia y el País Vasco ha venido a escenificar dos estilos de campaña. La gallega ha sido más tradicional, con el cruce de acusaciones entre los tres partidos en liza que ha sido seña de identidad de las campañas electorales en los últimos 30 años.
Los socios de la Xunta de Galicia en la pasada legislatura han usado contra sus adversarios la dimisión de su cabeza de lista por Orense, tras recibir ingresos de procedencia tan sospechosa como las islas Caimán, y la misteriosa operación Gürtel, que instruye muy oportunamente el juez Garzón.
Los populares han restregado a sus adversarios su debilidad por el lujo y el boato: el gusto por el mobiliario y los coches caros de Touriño, los paseos en yate de Anxo Quintana y su secuestro de ancianos como carne de mitin, y el ático de Pepe Blanco, tan displicente con la Ley de Costas.
La campaña vasca ha sido más tranquila. El candidato popular en la gallega rechazó la idea del duelo a tres (il triello, bautizaron esta modalidad de desafío Sergio Leone y Ennio Morricone en la escena final de El bueno, el feo, el malo). Lo mismo hizo en el País Vasco Patxi López, aunque por distintas razones. Núñez Feijóo no quiso verse cogido entre Touriño y Quintana, mientras López evitaba la imagen que perseguía el partido guía de los vascos (y las vascas, claro): un lehendakari vasco-vasco acosado por un frente español.
El resultado fue un debate a seis cuyo desarrollo mostró que tres de los presentes eran perfectamente prescindibles. Lo interesante habría sido confrontar a los dos candidatos con más posibilidades, aunque el tercer hombre, el popular Basagoiti, dio más juego del que se esperaba. Tuvo un seguimiento notable, rozando el 19% de share, que son cuatro puntos más del que tiene la televisión vasca la noche de los miércoles.
El éxito es tanto más notable si se tiene en cuenta que el debate en la segunda cadena de la televisión pública vasca se produjo en lo que los nacionalistas consideran su lengua extraña: el castellano.
Tal vez por eso, el candidato Ibarretxe, privado de su lengua propia, asombró a propios y extraños con una respuesta suya a Patxi López. Este atacó uno de los mantras de Juan Josué: «Dígame una sola idea que haya sido ilegalizada», a lo que el candidato nacionalista, en su prístina simpleza analógica, respondió: «El Estatuto está ilegalizado en 36 ideas».
Ese fue el momento de oro de la noche. El de plata fue la reacción de Basagoiti a las críticas de López contra las políticas de Ibarretxe en la pasada legislatura: «¡Pero si le han aprobado ustedes los presupuestos durante los cuatro últimos años!».
Por lo demás, fue un debate a tono con la campaña, tendente al gris plomizo. Todos se conformaban con no espantar un solo votante de los que ya tenían convencidos. Uno de los dos, Ibarretxe o López, se equivocaba en sus cálculos. Por mucha atención que se ponga en escudriñar las entrañas de la oca, no se ve en ellas pulsión de cambio. Ibarretxe tampoco la ve, a juzgar por su gesto satisfecho. Veremos.
Santiago González, EL MUNDO, 27/2/2009