Ignacio Camacho-ABC

  • «A Mazón lo estamos apoyando por ahora pero tendrá que afrontar responsabilidades. El PP no puede asumir su desgaste»

«Si Mazón no quiere irse, el partido no lo puede echar. Se le puede presionar, marcarle distancias, pero la decisión de dimitir es suya porque está elegido por los ciudadanos. Y desde luego en este momento no vamos a retirarle en público el respaldo. No, no parece dispuesto a renunciar; tiene mala conciencia por sus fallos pero cree que puede arreglarlos. A ver qué dice mañana en las Cortes valencianas; supongo que ha pactado con Feijóo unos cambios para poner a algunas personas solventes al mando. Amén de que el relevo sería complicado: habría que negociar de nuevo con Vox ahora que nos lo habíamos sacado de encima. Y no está claro qué harían ellos, ni cómo reaccionarían los ciudadanos en este clima de antipolítica. Aquí la mayoría piensa, pensamos, que se tiene que ir, pero quizá no todavía«.

«El problema es gordo. Ten en cuenta que somos oposición en España pero en Valencia somos Gobierno, y con lo que ha pasado es muy difícil atender los dos papeles al mismo tiempo. La prioridad es la gente, los damnificados, la reconstrucción, y hay que ser responsables: eso está por delante aunque muchos de nuestros votantes lo que quieren es que le zurremos a Sánchez. Cosa que con los errores de Mazón a cuestas tampoco es nada fácil, por otra parte. Se le está apoyando con la boca chica porque la marca nacional del PP no puede asumir su inevitable desgaste. Él tendrá que hacerse a un lado más pronto o más tarde«.

«Si te fijas, resulta un poco surrealista que como oposición estemos reclamando el estado de emergencia sin que el presidente autonómico lo haya pedido de modo explícito. Debió hacerlo al principio, y así se le dijo, pero estaba en un bloqueo completo; era evidente que él solo no iba a poder con aquello, aunque entonces nadie esperaba tantos muertos. Y claro, Sánchez aprovechó el descalzaperros para enviar unos pocos efectivos de la UME y quitarse de en medio. Cuando señalamos la vergonzosa inacción gubernamental llevamos razón pero también somos conscientes de que tenemos la retaguardia al descubierto».

«Las críticas eran relativamente manejables, dentro de lo terrible y dramático que es todo, hasta que salió lo de la comida. Y con varias versiones distintas. A nosotros no nos perdonan las mentiras ni tenemos esa desvergüenza sanchista para encogernos de hombros cuando nos pillan. Sospecho que Feijóo se enteró por la prensa, lo que agranda la grieta de confianza que, para qué te voy a engañar, ya existía. El relato comunicativo, que es siempre nuestro gran déficit político, lo hemos perdido. Ahora lo que hay que hacer es mejorar la respuesta a las víctimas, mostrarse operativos, y en estas condiciones será complicado conseguirlo. Estamos caminando sobre un campo de minas con el inconveniente añadido de que algunas las hemos sembrado nosotros mismos…».

(Resumen de conversaciones con varios cargos públicos y orgánicos del Partido Popular).