El PNV, después de la fuerte apuesta de su hombre en Ajuria Enea se enfrenta a una situación delicada. Si hace cuatro años ya perdieron votos con el ‘plan Ibarretxe’, ¿con qué propuesta se presentará el inevitable candidato: consulta o consulta? Lleva diez años promoviendo una confrontación con el Gobierno de España sin lograr nada y ha perdido credibilidad.
Esta vez sin sorpresa, con un tono de balance de legislatura y de autoafirmación como candidato del PNV a la reelección de los próximos comicios autonómicos, Ibarretxe transmitió que no está dispuesto a darse por vencido. A pesar de que su plan se estrelló en el Congreso en el año 2005. A pesar de que los tribunales le recuerdan su incapacidad legal para convocar referendos. Él sigue. Sin tirar la toalla. Ni con su consulta – de la que dijo que será «inevitable» su convocatoria, algún día- ni como candidato a lehendakari. ¿De qué otra forma se podía presentar Ibarretxe, si no, después de haberse adornado con la posición de vanguardia que Euskadi, según él, ostenta en general?
En su balance de autocomplacencia somos los primeros en casi todo: en desarrollo humano sostenible, medios para afrontar la crisis, en la tasa de crecimiento de la economía, con el índice de paro menor que el resto de España, en sanidad, en apoyo a la familia (eso sí: nos supera Suecia en gestión ambiental y Japón en esperanza de vida). En fin, que sólo le faltó decir que «somos de Bilbao» sin caer en agravios comparativos. Ni un átomo de autocrítica, como le reprochó el popular Leopoldo Barreda, que al rebatirle los datos económicos, le recomendaba que se compare con otras comunidades como Navarra o Cantabria y Castilla, que nos dan varias vueltas en crecimiento industrial y en creación de empleo.
Para Ibarretxe, la crispación no la provoca el terrorismo sino los medios de comunicación, y este país tan idílico que, sin embargo tiene los derechos como pueblo sometidos a una España imperial y pisoteados por la «alambrada» de la justicia, está gobernado por él. Una indisimulada utilización del Parlamento vasco para iniciar su campaña electoral aunque su partido, como recordaba el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, todavía no ha iniciado su proceso de designación de candidaturas. Esta vez, ni Imaz, que fracasó el año pasado clamando por que la convocatoria de una consulta sólo se debía hacer en ausencia de violencia, se presentó en el palco de invitados. Tampoco el ex lehendakari Ardanza. Ni los medios de comunicación respondieron a la cita con el despliegue de anteriores ocasiones.
El PNV, después de la fuerte apuesta de su hombre en Ajuria Enea se enfrenta a una situación delicada. Con cierto temor a que el electorado se haya cansado del empecinamiento de Ibarretxe. Si hace cuatro años ya perdieron votos con su plan, ¿con qué propuesta se presentará el inevitable candidato: consulta o consulta? Lleva diez años promoviendo una confrontación con el Gobierno de España sin lograr nada y ha perdido credibilidad, por mucho que Egibar se empeñe en destacar que el lehendakari cumple lo que promete. Con este panorama y con un tripartito bloqueado, no es la mejor tarjeta de presentación electoral para el PNV que preside Urkullu. Un jeltzale que, por cierto, ayer en un gesto coloquial inusitado y en clave de broma, invitó a dos periodistas no nacionalistas a que se afiliasen al PNV.
De los apuros del principal partido de Euskadi tiene perfecto conocimiento el PSE que maneja unas encuestas de opinión tan favorables que prefiere no airearlas, por si acaso. Patxi López prefiere, de momento, no pasar ni una al lehendakari, que pintó, en el panorama de los derechos de autodeterminación, un país pisoteado y encerrado en alambradas. El líder del PSE le recriminó que utilizara expresiones tan impropias de un presidente como él que va en coche oficial y disfruta de unos privilegios desde hace 10 años gracias a que la Constitución se lo permite. Esta va a ser una campaña dura y ayer, sin duda, tuvo su arranque en el Parlamento.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 27/9/2008