A la mayoría nacionalista no le interesa que el gobierno constitucionalista se consolide. Ni que la gente se vaya acostumbrando a un Ejecutivo que, lejos de enzarzarse en debates identitarios y en broncas con el Gobierno central de turno, vaya funcionando razonablemente bien, a pesar de que tiene el campo lleno de trampas.
El Gobierno de Patxi López ha cerrado el libro parlamentario de sus primeros seis meses de gestión con la tranquilidad de haber podido aprobar los presupuestos y haber llegado a acuerdos con el PNV y el sindicato nacionalista ELA. Pero el carbón que ha recibido el lehendakari, como regalo demoscópico, le ha emborronado el balance. No porque le sorprenda, sino porque los mismos adversarios que antes dudaban del método utilizado por el Euskobarómetro, ahora se pasean con el sondeo bajo el brazo, porque la escasa aceptación de este gobierno, en sus primeros seis meses, da mucho juego en las tertulias de los batzokis.
Patxi López ya sabía desde el minuto uno, en que anunció que iba a gobernar con el apoyo leal del PP, que iba a tener ‘a la contra’ a la mayoría política de este país. Y la mayoría política es nacionalista, sin duda, si se contabilizan todos juntos y revueltos (los parlamentarios cristianos, abortistas, socialdemócratas, progresistas, independentistas pacifistas y los cómplices del entramado de ETA) como le gusta hacer al PNV. Por lo tanto, Patxi López apuesta porque el tiempo juegue a su favor, a pesar de haber llegado al timón de Ajuria Enea en unas condiciones económicas ciertamente adversas, como está ocurriendo en la España que se sitúa en la cola de Europa con su tasa de paro.
Pero a la mayoría nacionalista que no concibe que Euskadi pueda funcionar sin que esté el PNV en el Gobierno, no le interesa, precisamente, que el gobierno constitucionalista se consolide. Ni que la gente se vaya acostumbrando a un Ejecutivo que, lejos de enzarzarse en debates identitarios y en broncas con el Gobierno central de turno, vaya funcionando razonablemente bien, a pesar de que tiene el campo lleno de trampas. No es tarea fácil apearse de los sueños imperiales del PNV para gobernar con recursos de crisis. Durante la época de las ‘vacas gordas’ parecía que si no teníamos un nuevo San Mamés o un nuevo Guggenheim en Urdaibai, no podíamos alardear de patrimonio faraónico en este mundo globalizado.
Pero, en tiempos de crisis, nuestros gobernantes tendrían que pensar en otras prioridades relacionadas con el bienestar de los ciudadanos, además de la atracción del turismo. Al consejero de Economía, Carlos Aguirre, por ejemplo, le preocupa, y con razón, dotar de mejores recursos a la atención sanitaria ( esa Ley de dependencia que tiene tan difícil aplicación…) y a la educación.
Estamos en tiempo de balance, ahora que finaliza el año. Y al PNV también le ha caído carbón en forma de canal televisivo. Porque la polémica emisión del discurso del Rey en Nochebuena alcanzó el 24,4% de cuota de pantalla. Los datos cantan. Pero tienen que estar todos sobre la mesa. El año pasado el ‘Teleberri’ de Nochebuena, sin el discurso del Monarca, obtuvo nueve puntos más de audiencia, según ha recordado el PNV. Bien. Aun así, la decisión del equipo de Alberto Surio fue un éxito, porque el boicot propugnado por muchos nacionalistas no produjo el resultado buscado. Seguramente la actual dirección de ETB tendrá que explicar dónde estuvo el fallo que le impidió comparar la cuota de pantalla de este año con la del pasado. Pero, puestos a repasar todas las cifras, lo cierto es que en 2008 la audiencia de ETB-1, en la franja horaria que nos ocupa, se quedó en el 0,6%.
Este año el canal en euskera se ha beneficiado de esa bolsa de espectadores que huían del mensaje del Rey hasta alcanzar el 5,3%. En fin, que ésta es la realidad de la población euskaldun que conecta con la televisión en euskera. En el afán del PNV por desvincularse de ETB, ahora que su partido no gobierna, se perciben muchas torpezas. ¿Cómo se entiende, si no, que Josu Erkoreka haya dicho que la emisión del Rey la vio por TVE? Está visto que los efectos secundarios del boicot nacionalista a la televisión vasca son tan nocivos que, al final, el portavoz del PNV conectó con la de España para ver la misma programación que facilitaba ETB. Una incoherencia. Claro que, tratándose de un político que aseguraba, en campaña electoral, que hablar de la posibilidad de que los socialistas gobernaran en Ajuria Enea era tan verosímil como la imagen de unos cerdos volando… la cosa tiene su nivel. Aparte de las visiones galácticas, no es seria la actitud del PNV con ETB. ¿Cómo se explica que un partido que se autodefine como «responsable», que construye país, haya promovido un boicot a al canal público vasco que pagamos todos los contribuyentes?
Quienes también están haciendo su balance con resultado desigual y en pulso constante son los que forman parte del conglomerado de Batasuna. Al enésimo intento de Otegi de arrastrar a los suyos a hacer política democrática le han salido al paso los más duros ( suele ocurrir) de las prisiones anunciando algún plante carcelario que habrá que ver en qué se concreta. El año 2010 será clave para preparar el ambiente electoral de los próximos comicios municipales y forales. Si algunos de nuestros políticos volvieran a caer en la tentación de tender un puente de plata al entorno de ETA sin que éste se haya desvinculado expresamente del terrorismo, cometerían un error de bulto y se merecerían otra carga de carbón, aun fuera de temporada. Estos reclusos, que ya reclaman su «estatus político», lo hacen para exigir «ser repatriados a Euskal Herria». Habrán oído que hay sectores del mundo constitucionalista que quieren reconocerles la categoría de «presos políticos».
Tonia Etxarri, EL CORREO, 28/12/2009