- La carcoma son los indultos a no arrepentidos que declararon su voluntad de reincidir. La carcoma es comprar tu permanencia en la presidencia del Gobierno con patrimonio público, privilegios fiscales, leyes personales
El Ministerio Fiscal entero queda bajo sospecha dada su estricta jerarquía. Por la apertura del procedimiento abreviado, sabemos que García Ortiz, cúspide de la pirámide fiscal, será juzgado. El auto judicial recoge la recepción de indicaciones del presidente del Gobierno por parte del justiciable inconforme. Es lógico que todos los justiciables concebibles se muestren disconformes cuando un juez ve indicios de delito en su conducta. Lo raro es encontrarse un disconforme capaz de paralizar a la Justicia, poder del Estado en el cual, por cierto, está integrado el Ministerio Fiscal. O sea, estamos ante un mueble con caroncho. Todos hemos visto el polvillo que iba dejando, se ha acumulado en montoncitos sobre el suelo de la casa común. Cada cual, de acuerdo con sus responsabilidades, ha advertido contra el lento pero implacable roer de las larvas. Algunos, siguiendo el dictado de su conciencia ausente, han promovido el festín de madera. Porque será carcoma, de acuerdo, pero es su carcoma.
La carcoma no es una persona, eso queda para la retórica prenazi, pronazi, nazi y posnazi. La carcoma es la asunción de que todos pagarán el coste de tu privilegio, de tu impunidad, de tus abusos y arbitrariedades. La carcoma son los indultos a no arrepentidos que declararon su voluntad de reincidir. La carcoma es comprar tu permanencia en la presidencia del Gobierno con patrimonio público, privilegios fiscales, leyes personales. La carcoma es blanquear terroristas, soltarlos, colocarlos en la sala de mandos del sistema, diseñar con ellos la memoria democrática. La carcoma es la inconstitucional amnistía, pero sobre todo es el intérprete supremo de la Constitución bendiciendo una basura que atenta contra la razón jurídica, y sin razón no hay Derecho posible. Si no es constitucional el indulto general, menos puede serlo la amnistía. No hay discusión. Por eso simplemente orinan sobre nuestras cabezas. La carcoma son, en un régimen de opinión pública, tantos medios de comunicación ensobrados instando a aplaudir la intempestiva micción.
Ahora, siervos, toca creernos que este Ministerio Fiscal es útil, operativo y funcional. Y atención: además está listo para asumir pronto la instrucción de los asuntos. Imaginen las dimensiones del sapo a tragar por todos los juristas que, desde la izquierda, cuentan y contarán que García Ortiz no tiene obligación de dimitir. Es decir, que la pirámide de mando que él corona está en perfectas condiciones de cumplir sus funciones, que al cabo son deberes cuya dejación bloquea el sistema entero: promover la acción de la Justicia en defensa del interés público; velar por la legalidad interviniendo cuando la ley lo requiera (cuando así lo indican las normas, y además a su antojo); defender los derechos fundamentales (sobre todo los del novio de Ayuso; perdón, que me estoy partiendo el pecho; ya) y las libertades públicas; investigar delitos (¿incluyendo los del jefe, y los de la familia del jefe del jefe?) También va a supervisar la legalidad penitenciaria (por si acaso). Y será imparcial mientras juzgan al jefe. Qué lluvia tan rara, es amarillenta.