JON JUARISTI-ABC

  • Los socialistas se ponen especialmente pelmas cuando les da o fingen que les da el subidón nacionalista

La verdad, resulta cargante tanto identificar a Sánchez y Gómez con España. Les queda un poco grande a ambos, España, digo. Cuando el turiferario Albares exige al PP que deje de hacer oposición y que defienda España, pues defender a Sánchez y a Gómez es defender España, uno se pregunta quién le dio a este tipo la patente de diplomático. Los diplomáticos están para arreglar los asuntos de España con los gobiernos de otros países, no para andar exigiendo a otros que defiendan el honor ofendido de su señorito de turno, o sea, del Puto Amo según Óscar Puente (que es el que ha montado el pollo al que me refiero y luego ha escurrido el bulto).

Si el baranda de Exteriores o Chomin de Amorebieta no pueden soportar la ofensa de Milei a Sánchez por considerarla un insulto imperdonable a España, que se planten en Buenos Aires y se líen a guantazos con todo el Gobierno argentino si quieren, pero que dejen de tocar las narices a quienes no han intervenido para nada en esta bronca. Tome ejemplo Albares de Agustín de Foxá, honra de la Carrera, que, cuando Galeazzo Ciano, ministro de Exteriores del Reino de Italia, le mentó injuriosamente sus ingestas en una recepción («a usted, Foxá, le va a matar el alcohol»), respondió aquello de «y a usted, Ciano, como vaya por Madrid, le va a matar Marcial Lalanda en Las Ventas», con lo que, de paso, aludió a la cónyuge del ofensor (que era, por cierto, hija de Mussolini), no ya sin nombrarla, sino sin mencionar siquiera su existencia. Le expulsaron de Italia, claro, y es una lástima que el ministro español de Exteriores no fuera entonces Albares, porque Foxá podría haberle dado el parte con aquellas palabras de su amigo Eduardo Marquina, «España y yo somos así, señora», que seguramente habrían encantado al quitapelillos sanchista, tan patriota él. Foxá era un facha, obviamente, aunque lo deploraba («hagamos a España fascista y marchémonos a vivir a otro país», recomendaba a sus camaradas de Falange). También se quejaba de que los socialistas le hubieran obligado a ser falangista, a él, que era conde y marqués.

Los socialistas se ponen especialmente plastas cuando les da el arrebato nacionalista y patriotero. Entonces les sale a la vez la vena antisemita y el Führerprinzip. ¿Ofender al Puto Amo es ofender a España? Pues no. Ni Sánchez es España ni Gómez la Virgen de Begoña. Por cierto, mis padres y mis abuelos y todos mis antepasados, hasta la noche de los tiempos, creían que la Virgen de Begoña era la mejor conseguidora del mundo (o sea, de Bilbao). Yo no sé si Begoña Gómez es o no conseguidora. En todo caso, nunca lo será como la Virgen de Begoña, su epónima. Tampoco parece que sea virgen. Esperemos, sin embargo, que Óscar Puente no le dé el mismo título que a su consorte en versión femenina, por muy feminista que tenga el día.