Señora rectora de la UPV/EHU, doña Eva Ferreira: sería, por mi parte, faltar a la verdad afirmar que he leído con triste o amarga sorpresa el ‘Manifiesto de apoyo a Palestina ante la catástrofe humanitaria en Gaza’, elaborado, el pasado 24 de abril, por el Consejo de Gobierno de la universidad que usted preside. No me ha sorprendido en absoluto. Para nada. La Universidad del País Vasco nunca ha perdido la ocasión de hacerse notar por su cobardía y estupidez corporativa. Lo digo desde una larga experiencia personal: fui profesor en ella desde su fundación, y dejé de serlo en 2005, cuando gané, por oposición, una cátedra en la Universidad de Alcalá. En 1999 tuve que abandonar Euskorleone, como otros profesores de la UPV, por motivos obvios. Fui el primer docente de la UPV al que, ya en 1996, el Ministerio del Interior puso escolta policial permanente.

Jamás la UPV hizo público el apoyo a sus miembros amenazados por el terrorismo ‘abertzale’. Cuando, en 2011, la UPV ofreció a los profesores ‘exilados’ por tal motivo regresar a sus puestos tras el «alto el fuego permanente» de ETA, se guardó mucho de incluirme entre los destinatarios de tal propuesta. Ante algunos colegas que protestaron por dicha omisión, el entonces rector alegó que yo era ya catedrático en otra universidad. Estupendo detalle.

No como antiguo catedrático –y cofundador– de la UPV, y ni siquiera como judío, sino como ciudadano de una de las muchas comunidades autónomas que mantenemos a las de ustedes (universidad y comunidad) con nuestros impuestos y sin reciprocidad alguna por su parte, quiero expresarle el profundo asco y consiguientes bascas que me ha provocado su manifiesto contra el Estado de Israel: todo un modelo de vomitiva manipulación antisemita, a imitación servil de la propaganda de Hamás y del yihadismo en general. De condenar los asesinatos y secuestros del 7 de octubre de 2023, en el caso de ustedes, ni hablemos, aunque algún miserable haya colado en el texto las palabras «personas secuestradas» junto a «y encarceladas injustamente» para evitar así referirse explícitamente a los rehenes israelíes en garras de los terroristas palestinos.

En fin, a través de ustedes, la UPV se compromete a «no mantener y romper relaciones con universidades y entidades israelíes que expresamente no muestren su rechazo a los crímenes contra la humanidad que se están produciendo en Palestina». Ya han elegido ustedes bando en esta yihad ubicua contra los judíos, y me consta que las universidades y demás entidades israelíes lo tendrán siempre en cuenta. La mayoría de los judíos de la diáspora también sabremos agradecer el gesto. No lo dude, rectora. De momento voy a mandar su manifiesto a todos mis amigos, judíos y gentiles, de universidades de medio mundo, para que lo difundan en cadena. Ya verá qué éxito.