Miquel Giménez-Vospópuli
- El texto bien podría ser este
Querido general, hago mía la preocupación que experimentáis en Francia acerca de si ha llegado el momento de otro De Gaulle. Sé que creéis haberlo encontrado en el general Pierre de Villiers, militar de carrera brillante y ejemplar comportamiento al que tuve ocasión de conocer hacer años. Fue comandante de la Brigada Mecanizada Leclerc, de tanto prestigio, especialmente por haber estado integrada por no pocos españoles republicanos, los famosos miembros de la Nueve, que liberaron París de los nazis. Digo que le conocí y hasta tuve trato con él porque dicha brigada estaba en Kosovo, en 1999. Excuso hacerte el elogio de un hombre que tuvo bajo su mando a uno de los cinco comandos regionales en Afganistán, nada menos que dos mil quinientos soldados de quince países o que, siendo jefe del estado mayor, dirigió las operaciones Serval y Barkhane, por no mencionar su brillante misión comandando a la aviación francesa contra el ISIS.
Tiene, a mi modesto juicio, el honor de haber sabido mantener la dignidad castrense al haberle dicho que no al presidente Macron cuando este propuso drásticos recortes en defensa, dimitiendo. Te digo esto para que veas las diferencias que existen entre ser general en tu país y en el mío. Allí, De Villiers puede hablar de “crisis de autoridad”, de sentir “temor ante una guerra civil en Francia”, o decir sin ambages que “cuando se decapita a un maestro delante de una escuela o se asesina a tres personas que han ido a rezar a una iglesia, eso me inquieta”. Que Francia es una democracia plena lo demuestra que un general retirado pueda decir lo que quiera. En España se ha organizado un escándalo enorme por un chat en el que algunos compañeros, también retirados, usaban expresiones muy fuertes, ciertamente, incluso algunas de ellas abominables. Pero lo que ha molestado realmente al Gobierno es que hablen los uniformados. Salvo los suyos, los paniaguados, que los hay y cada vez más al paso que vamos, el resto estamos condenados al silencio aunque, como dijo Albrecht Haushoffer en su celda de la Gestapo de la que solo saldría para ser asesinado, el silencio bordee la traición. Aquí nadie pensaría en un general como solución a nada, so pena de ser lapidado públicamente.
Aquí tenemos miles de imanes salafistas predicando la yihad libremente, incluso subvencionados por organismos oficiales
Me pregunto que diría Villiers de ser español. Aquí tenemos miles de imanes salafistas predicando la yihad libremente, incluso subvencionados por organismos oficiales, a menas e inmigrantes irregulares organizando batallas campales y delitos con total impunidad, a los asesinados en las Ramblas de los que no se habla porque hay quien está más interesado en decir que los criminales yihadistas eran agentes del CNI, y ni te cuento del Gobierno que está aliado con etarras, separatistas, comunistas bolivarianos y lo más bajo de la sociedad, desde ex atracadores de bancos hasta agresores a mujeres. ¿Qué diría Villiers? Porque aquí estamos mucho peor que en Francia donde, por muy corto que sea Macron, no pretende destruir la forma de estado ni abrir las puertas de sus máximos órganos a terroristas y delincuentes. Claro que muchos dirán que un militar francés puede decir muchas cosas que un español no, porque vivimos una dictadura con un general al frente. Pero en materia de militares dictadores galos recuerdo, así a vuelapluma, a Napoleón I , al III, al general Boulanger – un auténtico histrión -, a los militares del juicio a Dreyfuss, al Mariscal Pétain, al almirante Darlan, al general Giraud o al más reciente Salan, líder de la terrorista OAS. El mismo De Gaulle no fue precisamente un político liberal.
No sé, querido amigo, ser general español es más duro de lo que se piensan y requiere morderse los puños de rabia, contemplando atado de pies y manos como destrozan a tu patria pieza a pieza. Y conste que la solución Villiers no me parece del todo correcta, porque los militares estamos para obedecer, no para mandar. Además, qué carajo, en España tampoco tenemos ningún general de ese tipo, al menos que se sepa.
En fin, te deseo lo mejor para tu país y para esta Europa que lucha en una guerra que finge no conocer y que está perdiendo estrepitosamente.
Un abrazo y mucha suerte.