Almudena Blanco Martín-El Correo

Hija del teniente coronel Pedro Blanco García, asesinado por ETA el 21 de enero de 2000

Hace un par de días encontré, sin querer, información actualizada sobre Iván Apaolaza. Este personaje es uno de los terroristas miembro del ‘comando Buruhauste’ de ETA, responsable del asesinato de mi padre, el teniente coronel Pedro Blanco García, el 21 de enero de 2000 en Madrid, con un coche bomba. Iván Apaolaza disfruta del tercer grado penitenciario desde hace unos meses, después de haber cumplido 15 míseros años de condena.

Iván es un terrorista arrepentido… aparentemente. Es un hombre nuevo, lleno de vida y de proyectos como, por ejemplo, colaborando en la emisora de radio Oiartzun Irratia. Esta emisora se presenta como una radio pública puramente vasca de Oiartzun, dinámica y abierta a toda la ciudadanía: «Oiartzun Irratia es popular, abierta, participativa, inclusiva, igualitaria, vascoparlante y diversa». ¡Y vaya si lo es! Tan abierta y diversa que tienen a un asesino terrorista como locutor.

Debe de ser a esto a lo que llaman convivencia y perdón: las familias de las víctimas tragamos, los terroristas viven la vida que otros no pueden. 15 miserables años de condena por asesinar a un inocente. Impunidad a raudales. Asistimos impotentes a la nueva era del ‘no pasa nada’, ‘eso fue hace tiempo’, o ‘hay que pasar página por la convivencia’. Pasar página no es arrancarla de cuajo.

No puedo hacer como que nunca pasó. Porque sí pasó: sí asesinaron a mi padre. No puedo superar que los terroristas sigan saliendo de prisión de forma prematura y sin haber cumplido con la Justicia. Por mucho que me intenten convencer con el mantra del perdón y la tan traída convivencia.

No puedo superar el terrible sonido de la explosión de aquella mañana de viernes que marcó el punto final de la vida que yo disfrutaba. No puedo superar ser testigo de cómo, el etarra que apretó el botón para hacer estallar el coche que reventó a mi padre, se haya convertido en una especie de ciudadano ‘ejemplar’ como otro cualquiera.

Un asesino lo es para siempre. Y que se marque unas charletas euskaldunas en una emisora de radio como si nada, tampoco se puede superar. ¿Le dejará su conciencia dormir por las noches? La mía, desde luego, está tranquila. Aunque dormir por las noches se hace difícil con noticias como esta.