JORGE BUSTOS-El Mundo
Está usted ganándose mi respeto, se lo confieso. Toda persona que ofrece resistencia al sanchismo se lo gana, igual que todo lacayo de su inescrupuloso poder, sea político o periodista, lo pierde completamente. Usted sabía que pronto iba a ocupar el lugar de Rivera en la máquina de picar carne del Estado que Sánchez ha poblado de sicofantes a sueldo, pues Sánchez sabe, como lo sabía Michael Corleone, que la lealtad de sus hombres –y mujeres– depende exclusivamente de que estén bien pagados. De su carisma humano o su magnetismo intelectual no se fía, y hace bien. Nadie sigue a un maniquí, a menos que el maniquí reparta nóminas.
Le están cocinando a fuego lento, señor Iglesias. No es que Podemos no intente también utilizar en su favor a los medios, pero usted no puede competir con la maquinaria de Moncloa. No descarte tampoco un trabajito de las cloacas, vista la catadura del tal Marlaska. Y sin embargo la estoica contención que está usted demostrando –y que para mí quisiera cuando contemplo el aceitoso cierre de filas de la sauna sanchista– le está permitiendo ganar la batalla de la imagen. Su posición es particularmente interesante porque usted, a diferencia de Sánchez, sí es de izquierdas, y sabe que en España la izquierda decide el relato desde la muerte de Franco. Ahora bien, el monopolio del guion lo ha ostentado siempre el PSOE. Y como buen partido sistémico, el PSOE no admite competencia en el negocio. Así que ahora la opinión pública zurda tiene que elegir entre la coherencia o el poder. Entre Podemos o PSOE.
Lo de la cal viva no se lo perdonan. Tampoco que se presentara a sí mismo como la sonrisa del destino del entonces menguante Pedro; aquello fue tanto como llamarlo analfabeto, y aunque la historia está llena de analfabetos a los que bastó la voluntad de poder, muchos supimos reconocer –no sin regocijo– la exactitud de su definición. Luego Sánchez aprendió de usted, le robó el discurso antiestablishment para recuperar Ferraz. Pero una maniobra habilidosa para asaltar la cima de una sigla centenaria nunca tendrá el mismo mérito que levantar solo y de la nada un partido y colocarlo como tercera fuerza del país, como han hecho usted y después Rivera. El fundador no puede compararse con el oportunista. A mí eso, llámeme antisistema, me merece un respeto.
«Nada más imprudente que fiarse de la palabra de un político». Muy cierto, señoría. Si se quedan fuera del Gobierno usted sabe que Sánchez les engañará, no solo porque pretende gobernar por el centro para fagocitar a Cs sino porque Sánchez ha basado toda su carrera en la traición, y no va a cambiar lo que le funciona. Yo no sé si se rendirá usted. Pero sé que a los mentirosos se les termina atrapando. A veces en una urna.