TONIA ETXARRI-EL CORREO

De la agenda paralela que ha mantenido Pedro Sánchez con ERC, al margen de Torra, ha salido la convocatoria para la mesa negociadora entre el Gobierno de La Moncloa y la Generalitat. Y el vicepresidente del club unilateral (el que proclamó la DUI, declaración unilateral de independencia) se ha molestado porque no se le ha tenido en cuenta. Sánchez ha propuesto el 24 de febrero sin consultarle la agenda. Se trata de la mesa entre dos gobiernos, al margen del Parlamento, tal como exigía la Generalitat. Pero la pugna entre los dos partidos secesionistas vuelve a condicionar la negociación que Sánchez necesita para que ERC le apoye los Presupuestos. El Gobierno de Pedro y Pablo convoca, a ERC le parece bien mientras que Junts per Cat intenta reventar el foro antes de que se constituya. Con el anuncio de la fecha de esta reunión extraparlamentaria Sánchez pretendía forzar a Torra, que está buscando dilatar al máximo la constitución de la mesa para dejar sin margen a ERC.

Y lo que ha conseguido, de momento, es un sonoro enfado del presidente de la Generalitat. Las cartas quedan al descubierto. Sánchez y ERC coinciden en sus prisas. El primero, porque necesita apoyo para aprobar sus Presupuestos. Los segundos, porque buscan la mejora de la situación de sus presos de cara a las próximas elecciones autonómicas. Pero Puigdemont y su valido Torra no tienen otro interés que volver a reeditar el escenario del 1 de octubre y ese plan no se concibe en una mesa de negociación. Ni siquiera coinciden con ERC en la figura del mediador. El eufemismo de que el relator sean todos los ciudadanos sugerido por Sánchez lo admite ERC. Pero Junts per Cat, no. Torra ha hecho de esta condición un ‘casus belli’ para entorpecer el foro de negociación, en el que piensa exigir un debate en torno a la ‘doble A’ (autodeterminación y amnistía). Junqueras podrá tener prisa para que se reforme el Código Penal y se tipifiquen los delitos de sedición, rebelión y malversación a la carta. Pero Puigdemont, desde Waterloo, no. Desde que los republicanos abandonaron a Torra a su suerte cuando el Parlament le quitó su acta de diputado por inhabilitación, la lucha fratricida entre los dos grupos independentistas se ha recrudecido.

La mesa se constituirá. El día señalado por Sánchez o en la fecha que diga Torra. Y seguramente tendrá un mediador. Que podría asumir ese papel el mismo vicepresidente Pablo Iglesias. El mismo que se ha apropiado de una expresión de Torra (‘apreteu’), traducida al castellano (‘que aprieten’), en su negociación con los jornaleros. ¿Qué puede salir mal?