- Todos los caminos pasan por Vox, el triunfador de las urnas. En Castilla y León. En Andalucía. Quizás rumbo a la Moncloa
La doncella de Castilla escapa de las zarpas de Frankenstein. No habrá gobierno de izquierdas en la región más extensa de España. La derecha se mantendrá en el poder, después de 35 años ininterrumpidos. El resultado final no ha sido tan holgado como pretendía Génova al adelantar las elecciones. Por los pelos, con sufrimiento y, posiblemente, algún desgarro. Dos escaños más, algo es algo. Cincuenta mil votos menos. No ha arañado ni uno de los 150.000 que ha perdido Ciudadanos. La izquierda se queda colgada de la brocha. En el 2018 venció en las urnas. Ahora, ni eso. Los liliputienses sorianos y abulenses le han arañado el redondeo. Podemos, además, se convierte en una figurilla menguante y anecdótica. Sánchez no gana ni a las tabas.
Ahora arranca el momento decisivo, el dilucidar quién organiza el Ejecutivo en la sala principal del colegio de la Asunción, sede de la Junta castellano-leonesa. Las papeletas lo han puesto difícil. Vox es el gran triunfador de la noche, sin duda, tal y como desvelaban los augurios. Alfonso Fernández Mañueco tiene muy claro, y así lo dice, que gobernará en solitario. Nada de coaliciones. «Gobierno del PP o Gobierno del PP». El problema es que los números le colocan frente a un escenario erizado enrevesado. Dependerá de Vox («el diablo probablemente» para Casado y compañía) hasta para ir al baño. El futuro de CyL está en manos de lo que diga Abascal. Sin sus votos no se alcanza la mayoría decisiva de los 41 escaños. Este va a ser el juego de las próximas jornadas, semanas e incluso meses. Cómo se arreglarán las dos formaciones de la derecha para redondear un pacto imprescindible. Cómo harán Casado y Abascal para llegar a algún tipo de acuerdo sin acabar a trompadas. El guion parece muy sencillo: cualquier cosa salvo que gobierne la izquierda. Pero no. De momento Abascal ya reclama una vicepresidencia.
El triunfo ha sido demasiado modesto para que resuenen las trompetas y canten las burbujas. Más bien, parece el anuncio de un periodo de turbación que obliga a cambios y reflexiones
Las campañas deciden, por supuesto. El panorama cambió cuando brotaron las primeras encuestas que amenazaban ruina para el PP. Los últimos compases sentenciaban un terremoto. El CIS de Tezanos animó a las alicaídas bases socialistas, que ni se identificaban con Tudancamon (el pobre candidato Tudanca) ni les agradaba lo que aparecía en los medios sobre los arreglos bajo cuerda con los asesinos de ETA. Estas vísperas ha habido temblores en la cúpula de Génova.
El líder nacional del PP, que se jugaba mucho en esta apuesta, ha salvado los muebles de milagro. Un resultado tan corto habría significado, hace apenas un mes, algo parecido a un cataclismo. Empujaron a Mañueco al adelanto electoral para demostrar se podía replicar el 4-M de Madrid. Que lo de Ayuso no era una excepción. Que son las siglas las que atraen el voto y no la lideresa de Sol. Nada de eso ha ocurrido. No se redondeó la anunciada goleada. El triunfo ha sido demasiado modesto para que resuenen las trompetas y canten las burbujas. Más bien, parece el anuncio de un periodo de turbación que obliga a cambios y reflexiones. De momento, Juanma Moreno no adelantará en Andalucía. No están el horno ni las urnas para bollos.
¿Casado tocado?. Pese a que el resultado no cabe calificarse de épico, puede al menos celebrar que sigue vivo. No es poca cosa. Incluso sacará pecho. Se volcó en la campaña como si fuera el candidato, ha fatigado establos, acariciado terneros, abrazado paisanos, lamido vides, engullido jamones…y para colmo, ha ganado en las urnas. Por los pelos. Resultará difícil que reclamen ahora cuentas por la magra cosecha de papeletas. Menos aún, que le exijan ceses y dimisiones. Teodoro García Egea, seguramente el personaje más cuestionado desde un sector del partido, en especial por parte de los caudillos periféricos, va a dormir algo más tranquilo. Aunque en su comparecencia nocturna se mostró tenso, irascible y algo bronco. Como si quiera explicitar que retomará la batalla que dejó pendiente. Atentos a lo que ocurra con Isabel Díaz Ayuso en un horizonte temporal nada lejano.
El problema es que el estrecho margen de la victoria despeja pocas dudas. A dos escaños de la mayoría absoluta, todo estría claro. Ahora hay enormes interrogantes
Se soñaba con que Valladolid sería el arranque del «ciclo virtuoso» camino de la Moncloa. La confirmación del hundimiento de Sánchez, ese político al que nadie quiere. El problema es que el estrecho margen de la victoria despeja pocas dudas. A dos escaños de la mayoría absoluta, todo estría claro. Ahora hay enormes interrogantes y un obligado camino que pasa por Vox, al que se ha insultado, despreciado y atacado. «Sé que algo terrible va a suceder. Puede parecer que no pasa nada, esa es la mayor de las catástrofes», dicen en el tercer sueño en The murder of crows, de Cardiff&Bures. Así, en Génova, quizás ignoren que algo terrible va a suceder. Torpes, esto ha sido sólo un aviso..
«Es peligroso asomarse al exterior», advertía un cartelito en los viejos vagones de madera y mugre de aquella entrañable Renfe. Parece el lema del nuevo PP. Asomarse al exterior es peligroso, pero tendrá que hacerlo. «Hablaré con todos», dijo Mañueco en la noche de autos. Pues antención al saludar, no sea que Abascal se le quede con el brazo. Será en ese instante cuando Sánchez, pese a su decrepitud, le intente la cabeza.