Luis Ventoso-El Debate
  • El hermano, la mujer, Cerdán, Ábalos, Ortiz, Koldo… no hay nada de nada, es una conspiración para derribar al Gobierno legítimo

Imagino que les ocurrirá como a mí. Sentirán una honda desazón ante la operación que estamos sufriendo contra el Gobierno progresista que encabeza el providencial, honesto y amable presidente Sánchez Pérez.

Está en marcha una abominable cacería de la derecha y la ultraderecha para derribar al gobernante legítimo (segundo en las elecciones y que permanece atornillado en la Moncloa sin hacer nada gracias a Puchi y Arnaldo). Por favor, no hagan caso al insoportable ruido de los medios de los bulos, ni a la casquería de la oposición antidemocrática y la derecha judicial. No hay nada. Mentiras. Fake news. Bulos y más bulos. Todo porque no soportan que existan un Gobierno de progreso, que detrae dinero a los ricos para dárselo a los pobres.

El hermanísimo, director de orquesta en paro, fue enchufado en la Diputación de Badajoz con un concurso amañado para desempeñar un curro más bien ficticio, pues no se presentaba ni a trabajar. Ahora la jueza lo ha sentado en el banquillo acusado de malversación y tráfico de influencias. Ya ven, casquería de la ultraderecha en estado puro. En otros países un caso de nepotismo así le cuesta su puesto al presidente del Gobierno, sí; pero aquí por fortuna estamos más avanzados y sabemos que no hay que concederle la menor importancia.

Tampoco hay nada en el hecho de que a la mujer del presidente le regalen sin título universitario una cátedra extraordinaria en la Complu, desde la que se dedicó a pedir pasta a varias multinacionales con la ayuda de una funcionaria de la Moncloa, al tiempo que registraba a su nombre un software montado supuestamente para la universidad. Ver ahí algo raro es pura casquería y el tal Peinado debería ya estar en la trena.

¿Y qué decir de la persecución que sufre el probo fiscal Ortiz, jurista de honestidad acreditada, personaje de acrisolada rectitud moral y una independencia a prueba de bombas? ¿Qué tiene de raro que se dedique un domingo por la tarde a sacar a un fiscal del palco del Atleti para pedirle munición contra el novio de Ayuso? ¿Qué tiene de extraño que una de sus fiscales ayudantes le comente bromeando que la nota contra el novio debió llevar todavía «más cianurito»? ¿No es normal que el fiscal borre a toda leche los guasaps que lo incriminaban mientras la Guardia Civil registraba su despacho? ¿No es normal que ahora haya encargado a fiscales de su confianza que busquen mierda para desacreditar a la UCO que lo ha pillado con el carrito del helado? Solo la más radical y carroñera derecha y ultraderecha puede ver aquí algo turbio. No hay caso.

Especialmente irritante es la persecución a don José Luis Ábalos, al que todavía no hemos expulsado formalmente del PSOE (no vaya a ser que los guasaps se vuelvan todavía más chungos). ¿Quién no necesita un poco de esparcimiento tras trabajar por el proyecto progresista con la extenuante dedicación de Ábalos y Koldo? ¿No es normal y muy feminista ayudar a las amigas del tálamo creándoles puestos ficticios en la Administración? ¿No son los aguinaldos a los políticos un clásico de todas las eras? Ábalos, Koldo y Cerdán podían haber estado más finos en las formas, puede ser, pero al final se verá que no hay nada y que al Líder Supremo solo lo conocían de verlo en la tele.

También estamos saturados de que le busquen vueltas a hechos tan normales como la dimisión del jefe de Estudios del Banco de España, debida a que el exministro Escrivá, ahora gobernador de la entidad por dedazo de Sánchez, le prohibió criticar al Gobierno en sus informes. Es lo normal. Es lo típico en democracias de referencia como la venezolana. ¿De qué se quejan la derecha y la ultraderecha?

También es normal que un apparatchick del PSOE falsee las encuestas para que el líder salga guapo en la foto, o que se manipulen los datos del paro contabilizando 700.000 desempleados menos, o que el presidente del Gobierno no pueda pisar una acera, so pena de recibir piropos tan amables que Marlaska obliga a la Policía a alejar a la brava a los ciudadanos que los emiten.

Es normal que el ministro de Justicia modifique por decretazo el modo en que se ingresa en la carrera judicial a fin de crear un estamento de jueces del partido. Es normal que se mienta sobre el apagón hablando de un ciberataque inventado. Es normal que se mienta sobre la filtración de los guasaps Sánchez-Ábalos, culpando el PSOE a la Guardia Civil cuando había sido obra del rey de la salsa de los Paradores Nacionales.

En resumen, dejen trabajar al Gobierno progresista. Luchemos todas y todos contra estas campañas miserables que auspician la derecha y la ultraderecha, los empresarios radiactivos de las nucleares, los digitales de los bulos y los sórdidos ricos de los puros que conspiran en cenáculos de Madrid. Ya está bien.