Cataluña 2014: un panorama

MARGARITA RIVIÈRE, EL CORREO 12/01/14

· No es raro que los ciudadanos sensatos recurran al ‘esperar y ver’.

En este enero de 2014 son pocos los catalanes que no se preguntan si habrá o no una consulta sobre la independencia de Cataluña el 9 de noviembre próximo, como anunció Artur Mas. La opinión que más se escucha aquí es que no habrá consulta. Sólo los oficialistas de Convergència (CDC) y Esquerra (ERC) siguen asegurando que sí, la habrá. El lío político y las opiniones encontradas entre unos ciudadanos (que empiezan a estar cansados del asunto) en favor o en contra de la independencia son lo normal.

Las encuestas han ido anunciando una progresiva subida del independentismo desde hace tres años, y están claros dos grandes bloques sin fisuras: los que quieren la independencia (CDC, ERC e Iniciativa per Cataluña) y los que no la quieren, y tampoco la consulta (PP y Ciutadans). En el medio están Unió (UDC democristianos) de Durán Lleida y los socialistas catalanes (PSC): estos dos grupos sí quieren la consulta, pero no la independencia. Todos los grupos, salvo ERC por un lado y PP y C’s por otro, tienen problemas en el interior de sus partidos por este tema.

Quien más quien menos no ignora que tanto el PSC como Durán Lleida (UDC), coaligado en el Gobierno de la Generalitat con CDC, insisten en que la consulta tiene que ser legal. Sus coaligados del Gobierno catalán, con Más a la cabeza, creen que la legalidad se ‘crea’ desde Cataluña. Los convergentes están plenamente de acuerdo con ERC: este partido (apoyado por la potente Assemblea Nacional de Catalunya, el movimiento que organizó las movilizaciones en las Diadas del 11 de septiembre) lleva la voz cantante en la agenda, talante y objetivos políticos del año. Y se está a la espera de su decisión de compartir o no con CDC lista en las elecciones europeas de mayo, cosa nada bien vista por UDC (actualmente estos forman parte del Grupo Popular del Parlamento Europeo, PPE), mientras los de CDC están con los liberales y ERC con los Verdes).

No es raro que los ciudadanos sensatos recurran al ‘esperar y ver’. Sobre todo para ver si alguien dice algo medianamente claro sobre cómo sería esa Cataluña independiente de la que Mas y Junqueras (ERC) dicen, sin concretar, que todo sería mucho mejor que lo actual y se solucionarían problemas de todo tipo. Vago panorama. Mientras, la pobreza progresa (en 6 meses, según datos de este enero de Cruz Roja hay 50.000 pobres más –sin ninguna renta– dentro de una bolsa sin ningún recurso de 250.000 personas) los precios suben, la corrupción permanece aquí en un limbo judicial, la economía sigue estancada salvo en las exportaciones y Cataluña continúa su extrema dependencia energética, financiera y bancaria.

Esta realidad choca con los grandilocuentes y no menos contradictorios discursos del president Mas: en su saludo televisado de Año Nuevo, señaló que la Cataluña independiente además de ser mucho mejor (sin concretar) para los catalanes «podría ser, como lo ha sido hasta ahora, un buen aliado de España». No pocos catalanes se preguntaron al escuchar estas palabras si para este viaje hacían falta tales alforjas: ¿por qué marcharse si volveremos a ser aliados?

Las contradicciones afloran sin pausa. Desde el oficialismo catalán se lanza una campaña en favor de la «internacionalización» del conflicto que recibe respuestas previsibles como la de Durao Barroso: Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión Europea. Los ‘grandes fastos’ que conmemoran el 300º aniversario de la rendición de Barcelona a Felipe V en 1714 (Guerra de Sucesión española), de los que no se sabe el costo, estimulan según los organizadores la «ilusión por el proyecto de independencia catalana». Eso es lo que se pretende.

Lo único cierto, de momento, es que la falta de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno de Rajoy ayuda al independentismo catalán y puede dar votos españoles ‘catalanofóbicos’ al PP en las elecciones europeas. De paso, tal estrategia tiende a hundir a los socialistas en Cataluña y en España. Esta escalada funciona a toda marcha. Un panorama.

MARGARITA RIVIÈRE, EL CORREO 12/01/14