EL MUNDO 12/09/13
Cientos de miles en el acto de propaganda independentista fomentado por la Generalitat, que avisa a Rajoy: «No puede quedarse cruzado de brazos»
Los independentistas catalanes salieron ayer por segunda Diada consecutiva a la calle de forma masiva. En esta ocasión respondieron al llamamiento de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y al del Gobierno catalán, que fomentó la convocatoria con todos los medios a su alcance, y organizaron una cadena humana que recorrió Cataluña de norte a sur, desde Francia hasta Castellón.
En el acto, de inequívoco cariz secesionista, participaron cientos de miles de personas, pese a que formalmente sólo tres partidos –Convergència, Esquerra y la minoritaria CUP– lo apoyaban. La Generalitat utilizará la movilización para presionar al Gobierno en la negociación que mantienen.
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, tiene la clara intención de echar mano de esa demostración de fuerza para tratar de que Mariano Rajoy le ofrezca una alternativa legal para celebrar una consulta independentista durante esta legislatura.
El portavoz del Govern, Francesc Homs, ya avisó al jefe del Ejecutivo español de que, tras la demostración de ayer, no puede quedarse «de brazos cruzados» en relación con la voluntad de CiU de convocar un referéndum.
Mas ha buscado un difícil equilibrio con la cadena humana. Por un lado, se ha implicado a fondo en que tuviera éxito, y ese impulso le ha costado serios problemas con Josep Antoni Duran Lleida, líder de Unió, que finalmente ni siquiera estuvo en la concentración. Por otro, intenta que la movilización no le sobrepase: el año pasado, una mala lectura del entusiasmo popular le llevó a convocar elecciones autonómicas y, en vez de la mayoría absoluta que buscaba, perdió 12 diputados.
Así que el presidente catalán trató de enfriar las reivindicaciones de la Diada en los últimos días, cuando se comprometió sólo a intentar convocar una consulta «legal» en 2014. Si no lo conseguía, planteaba celebrar unas elecciones autonómicas en 2016 dándoles un carácter plebiscitario, y proporcionando de paso a CiU un tiempo precioso para recuperarse en las encuestas.
Pero la cadena humana también le empuja a él fuera de la ambigüedad, porque el mensaje de los manifestantes y de la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, fue claro en favor de un referéndum el año que viene.
Forcadell, que se ha convertido en un personaje inevitable en el nuevo independentismo catalán, exigió al presidente de la Generalitat que tome «decisiones históricas» –después del «éxito sin precedentes» que, en su opinión, supuso la movilización de ayer– y le instó a que convoque la consulta cuanto antes.
«Pedimos a nuestras instituciones que cumplan la declaración de soberanía del pasado enero y convoquen la consulta sin dilaciones ni pérdidas de tiempo que solo perjudican a nuestro pueblo, sobre todo a los más desfavorecidos. Es hora de que demuestren su determinación y compromiso con este pueblo, convocando la consulta para 2014», afirmó Forcadell. Y añadió: «No queremos ni podemos esperar más».
La presidenta de la ANC también advirtió a Mas de que «es el momento de que las instituciones demuestren que son dignas de este pueblo». También el líder de ERC, Oriol Junqueras, socio de Mas, lleva días presionando a CiU en el mismo sentido.
El plato fuerte de la Diada de este año, la cadena humana, comenzó formalmente a las 17.14 horas, en recuerdo al año en el que Cataluña perdió sus fueros tras la derrota de la causa austracista en la Guerra de Sucesión española.
En ese momento repicaron las campanas de la catedral de Lérida, los participantes se dieron las manos, y así permanecieron varios minutos en un ambiente festivo y reivindicativo.
Tras el acto, el consejero de Interior de la Generalitat, Ramon Espadaler, habló de «al menos» 1,6 millones de participantes en la cadena humana. Sin embargo, cabe poner esa cifra en cuarentena, porque es curiosamente un punto superior al millón y medio de personas que el Gobierno catalán contó en la manifestación del año pasado, mientras que el Ejecutivo central rebajó esa cifra hasta las 600.000.
Y es evidente que la Generalitat no es imparcial, porque la mayoría de sus consellers participaron en la cadena humana. Mas, como ya hizo el año pasado, decidió no manifestarse pese a haber puesto al servicio de la ANC todo el poder logístico y mediático del Govern.
La cadena, inspirada en la que en 1989 formaron ciudadanos de Estonia, Letonia y Lituania para pedir la independencia de la URSS, unió Le Perthus (Francia) con Alcanar (Tarragona), pero una pequeña cola se internó en territorio de la Comunidad Valenciana.
En el punto medio del puente sobre el río Sénia, en la N-340, que divide geográficamente las comunidades valenciana y catalana, el cantante Lluís Llach, por el lado catalán, y el pianista y compositor vinarocense Carles Santos, por el lado valenciano, unieron sus manos, a las 17.07 horas, cuando en recuerdo de la batalla de Almansa de 1707 sonó La Muixeranga. A las 17. 14 minutos, sonó Els Segadors. Se exhibió una pancarta con el lema Lo Sénia no és frontera y se coreó boti, boti, espanyol qui no boti.
«Estoy encantado de dar mi mano a Carles y de estar aquí. El río Sénia tiene un simbolismo muy especial. Empezamos un proceso, una aventura, o algo mucho más serio que una aventura con la esperanza de que podamos hermanar estas dos tierras algún día. Yo miro hacia abajo (el sur), la puerta está abierta… vete a saber», manifestó Llach a los medios.
Junto a todos ellos, alrededor de 2.000 personas, según la organización, entre las que estuvieron políticos como Josep Lluís Carod-Rovira, ex líder de ERC, o la familia del secretario general del Bloc, Enric Morera.
La celebración en territorio valenciano acabó enturbiada con dos detenidos por intentar saltarse el control policial. Un grupo de manifestantes quiso sobrepasar por la calzada central el punto kilométrico 1.058 de la N-340, hasta donde estaba autorizada la marcha, y agentes de la Guardia Civil les indicaron que abandonaran la carretera. Alfons López Tena, ex diputado de Solidaritat Catalana per la Independencia (SI) y ex vocal del CGPJ, y Maiol Sanaüja, director del Cercle d’Estudis Sobiranistes, forcejearon con los agentes y acabaron detenidos. El TribunalSuperior de Justicia valenciano autorizó finalmente la cadena prohibida por la Subdelegación del Gobierno en Castellón, informan E. Fonollosa y N. Sanz.
Tras la finalización del acto, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, sostuvo que si bien se había manifestado «una parte» de la sociedad catalana, «otra parte muy importante» no lo hizo. «El Gobierno no comparte los fines y objetivos» de los que sí participaron, aunque «los respeta», añadió.
Además de Unió y del PP, tampoco el PSC, ICV ni Ciutadans participaron en la cadena independentista. Mientras los ecosocialistas prefirieron secundar la convocatoria anticapitalista para rodear la sede de La Caixa y los populares y Ciutadans organizar actos propios, el líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, recordó que su partido apuesta por una «nueva relación» entre Cataluña y España, y advirtió a Mas de que una consulta soberanista «no debe ser un proyecto en sí mismo».