EL CONFIDENCIAL 25/04/14
ANTONIO CASADO
La jornada de ayer generó un chorro de buenas noticias en materia de crecimiento y empleo, venteadas por el presidente, Mariano Rajoy, ante empresarios en Barcelona y el ministro De Guindos en Madrid con periodistas especializados. Además, se sumaron a la fiesta de la inminente salida del túnel el Banco de España, con el adiós definitivo a la recesión, y el INE (Instituto Nacional de Estadística), con una EPA que, gracias a ciertas correcciones en el censo poblacional de 2011, nos anuncia para el martes que baja la tasa de paro pero sube el número de parados.
No sólo de economía vive Moncloa. Por decirlo de otro modo: en la cabeza del presidente la obsesión por superar la crisis, una vez conjurado el peligro de la bancarrota y el consiguiente rescate de España, empieza a ser reemplazada por otra. Ahora es la obsesión por resolver el problema catalán lo que manda en el orden de prioridades de Mariano Rajoy, como te cuentan las personas que lo tratan a diario. Y así se lo transmito a ustedes, con referencia a su discurso de ayer. Se trataba de utilizar las buenas noticias económicas como elemento de persuasión frente a las tentaciones independentistas, de buen rollo, sin ofender a nadie y siempre con la mano tendida al diálogo. Puso por testigos a primeros actores de la vida económica.
En la cabeza del presidente la obsesión por superar la crisis, una vez conjurado el peligro de la bancarrota y el consiguiente rescate de España, empieza a ser reemplazada por otra. Ahora es la obsesión por resolver el problema catalán lo que manda en el orden de prioridadesAnte un nutrido grupo de empresarios (Foro de Marcas Renombradas Españolas), entre ellos los principales de compañías con anclaje catalán, el presidente del Gobierno anudó ayer sus dos grandes preocupaciones, la recuperación económica y el futuro de Cataluña, con un discurso cargado de sentido común. A saber: ahora que empezamos a entrar juntos de nuevo en la senda del crecimiento (exportaciones, turismo, inversión extranjera, etc.) sería absurdo que una parte se descolgase para seguir sola. Lo expresó así: “Puede que para ir rápido sea mejor ir solo, pero para llegar lejos es mejor ir bien acompañado”.
Sin embargo, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, que había hablado antes, no quiso escuchar por enésima vez que apostar la independencia es una mala opción. Así que volvió a darle plantón a Rajoy. Hizo su discurso y alegó cuestiones de agenda para desaparecer sin escuchar al presidente del Gobierno media hora después. No esperó ni siquiera para saludarle, como hasta ese gran maleducado que es Mourinho hace con los entrenadores del equipo contrario. Tanta prisa tenía por evitar a Rajoy que también se perdió el debate previo de los empresarios en el que, incluidos los catalanes, insistieron en que la internacionalización y el tamaño son imprescindibles en el despliegue empresarial.
Erre que erre, Mas claveteó su mensaje de que soberanismo e internacionalización empresarial son compatibles, al hilo de un dato: Cataluña vende más en el extranjero que en el resto de España. Vaya novedad. Esa realidad, como ustedes saben, afecta a prácticamente todas las grandes multinacionales españolas, sean o no catalanas. Y también habló de la capacidad de Cataluña para atraer a turistas e inversores. Otra que tal. Absolutamente cierto. Todos lo celebramos. Empezando por Rajoy que, naturalmente, está encantado con que Barcelona y Cataluña sean “espejos de España”. Por eso advirtió de la grave irresponsabilidad cometida por quienes juegan a romperlos.