EL MUNDO 02/08/16
LUIS MARÍA ANSON
LA CATÁSTROFE marianita del 20-D, con pérdida de 63 escaños, no se debió a la crisis económica ni a la reforma laboral ni a los cinturones apretados. Rajoy acertó plenamente en su política económica, evitó el rescate y la sombra alargada de la troika; redujo la prima de riesgo de 638 puntos al entorno de los 100; embridó el paro rebajándolo de forma sostenida e instaló el crecimiento económico español por encima de Alemania, Francia, Inglaterra o Italia. No. La debacle popular en las elecciones decembrinas se debió sustancialmente a la cachaza y a la lenidad al enfrentarse con el órdago secesionista catalán. Comulgó fervorosamente Rajoy con la visión de Arriola: «Los de Podemos son unos frikis», «los de Ciudadanos, insignificantes», «la política de Mas una finta sin importancia». Y por eso, según sentenció la sabiduría arriólica, «no hay que hacer nada porque el tiempo lo arregla todo y lo mejor es tener cerrado el pico». ¡Qué error, qué inmenso error! Una parte sustancial de los ciudadanos de centro derecha que votan al PP prefieren la unidad de España al bienestar económico.