Marcos Lamelas-El Confidencial
Puertas adentro, en la Generalitat reconocen que Felipe VI tenía que acudir y que no podía hacer otra cosa que ir a la capital catalana, por lo que han rebajado el tono reivindicativo
El rey Felipe VI afronta sobre el papel este viernes una visita a Barcelona tranquila pese a la presión del independentismo. La mayor parte de las asociaciones y agrupaciones secesionistas han dado un paso atrás. Y la Generalitat está jugando un papel de neutralidad institucional que, por ahora, procura evitar que se politice el homenaje a las víctimas del ataque yihadista en las Ramblas ahora hace un año.
Puertas adentro, en la Generalitat reconocen que el Rey tenía que acudir, que no podía hacer otra cosa, por lo que era preferible hacer como en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo en Tarragona: asistir, pero pasar el mal trago lo antes posible.
Se prevé que el presidente catalán, Quim Torra, y el grueso de los miembros del Govern estén presentes en el homenaje, pese a que Carles Puigdemont ha vetado que cualquier representante de la Generalitat participe en actos con el monarca, algo más fácil de plantear en teoría que de ejecutar en la práctica.
Previamente, Torra y sus ‘consellers’ celebrarán un Consell Executiu. Servirá para fijar una posición política del independentismo antes del acto, pero luego se acudirá al mismo. Más allá de eso, no se prevén grandes sacudidas políticas.
Que la Generalitat apueste por la neutralidad institucional es una novedad en la Cataluña de los últimos años. Más allá del acto, luego los ‘consellers’ participarán en el desagravio que se ha preparado frente a la cárcel de Lledoners, donde están Oriol Junqueras y el resto de los encarcelados en prisión preventiva por los acontecimientos de octubre. La neutralidad, por tanto, se limitará a unas horas, las justas para que la visita del Rey se zanje sin incidentes de mayor consideración
Puede pasar que Puigdemont, desde Bruselas, cambie de opinión en el último momento y que haya un giro inesperado. O que algún CDR rompa con la línea que se ha marcado desde la mayor parte del activismo soberanista. Pero, en todo caso, no parece que vaya a ser la opción mayoritaria de los catalanes.
Víctimas
Los ataques improvisados en la Rambla de Barcelona y en Cambrils (Tarragona) provocaron la muerte de 16 personas y heridas a más de un centenar hace ahora justo un año. Muchos de ellos, turistas. Y por lo que ha desvelado el sumario, si los terroristas no hubieran improvisado tanto los muertos hubieran sido muchos más. La rápida y eficaz respuesta de los Mossos ha sido elogiada de manera unánime, incluso por otros cuerpos policiales españoles. El atentado en Barcelona se enmarca en una oleada de ataques yihadistas en toda Europa y, de hecho, España puede seguir siendo un objetivo de estos grupos radicales.
En cualquier otras situación, un homenaje a las víctimas no implicaría mayor polémica. Pero en Cataluña la cuestión de la independencia provocó distorsiones desde el primer momento y acabó con la manifestación del 28 de agosto el año pasado en Barcelona en la que se abucheó al Rey y se le rodeó de banderas independentistas. En el resto de España se vivió como una humillación y entre muchos catalanes como una vergüenza por dar prioridad al movimiento soberanista sobre el homenaje a las víctimas de un ataque de terrorismo internacional.
Foco en el trono
La caída de Mariano Rajoy en la moción de censura obligó a Puigdemont a buscar otro enemigo en el que focalizar las protestas del soberanismo. Pedro Sánchez no servía, a causa de su disposición para el diálogo. Así que quedó el Rey. Torra le ha exigido disculpas por su discurso del 3 de octubre, algo que Felipe VI no puede -ni quiere- hacer por el rol meramente representativo que juega en la política española.
“Los catalanes no tenemos rey”, ha asegurado Torra, en esta línea de poner a la Corona en primera línea de fuego. Pero la realidad es más compleja. Sobre todo porque la república que asegura que está construyendo el ‘president’ no existe más allá de la administración autonómica que encabeza. Torra ha olvidado un principio clave de una monarquía: un rey va donde quiere.
Los homenajes
Barcelona conmemorará este viernes el primer aniversario del atentado del 17 de agosto con una ofrenda floral en la Rambla y con un acto en la plaza Catalunya, en el que coincidirán los Reyes; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el de la Generalitat, Quim Torra; y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Familiares de las víctimas mortales realizarán la ofrenda floral a las 10.00 horas ante el mosaico de Joan Miró de La Rambla, donde se detuvo la furgoneta del ataque, y a las 10.30 empezará el acto en plaza Catalunya. La conmemoración tendrá como lema ‘Barcelona, Ciutat de Pau’, y ha sido promovida por el ayuntamiento en colaboración con la Generalitat y la Delegación del Gobierno en Cataluña, que no realizarán parlamentos institucionales, informa Europa Press.
Previamente al acto del viernes en Barcelona, Torra acudirá hoy a Ripoll (Barcelona), donde residían los terroristas, y asistirá a un acto organizado por entidades junto al alcalde, Jordi Munell, y las ‘conselleras’ Elsa Artadi y Teresa Jordà.
El vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, irá el mismo jueves a Alcanar (Tarragona) -donde se preparó el ataque- con los ‘consellers’ Damià Calvet, Miquel Buch y Ester Capella, que serán recibidos por el alcalde, Alfons Montserrat.
Torra también se desplazará el sábado a Cambrils (Tarragona) a un acto en recuerdo de las víctimas y a la inauguración del Memorial per la Pau.