El ex presidente de la Generalitat de Cataluña Artur Mas consumó uno de los hitos de su desafío independentista el 9 de noviembre de 2014 cuando sacó las urnas a la calle para escenificar una consulta secesionista que previamente había suspendido el Tribunal Constitucional.
El simulacro de referéndum captó cientos de miles de votos, pero visto en perspectiva, pudo ser también uno de los factores que contribuyó a frenar la llegada de dinero extranjero para las empresas con sede en la región. De hecho, la inversión foránea en Cataluña se redujo en 4.476 millones de euros en 2015 respecto al año anterior, un 8,6% menos, según datos del Ministerio de Economía.
De acuerdo con las cifras de la posición de inversión productiva extranjera en España correspondientes a 2015, las empresas con sede en territorio catalán recibieron un total de 47.706 millones de euros, frente a los 52.182 millones del ejercicio precedente. Por el contrario, la inversión en la Comunidad de Madrid aumentó en 6.336 millones, desde los 218.121 obtenidos en 2014 hasta los 224.457 recaudados 12 meses después.
Las autoridades del Govern catalán siempre han descartado la influencia del proceso secesionista sobre el ánimo de los inversores exteriores y, aunque estos datos no establecen una correlación directa entre uno y otro, resulta llamativo que de las cuatro regiones que concentran el grueso de la inversión –Madrid, Asturias, País Vasco y Cataluña–, sólo en esta última se reduce la llegada de dinero a las compañías.
En el Principado, la inversión creció en 2015 un 8,6% (de 16.184 a 17.576 millones) y en el País Vasco, un 8,8% (de 11.886 a 12.937 millones), si bien, como apuntan desde Economía, hay que tener en cuenta que el llamado efecto sede «tiende a sobrevalorar las ubicaciones en los grandes polos económicos».
Junto con la inversión, también disminuyó el peso de Cataluña en la posición total de la inversión extranjera o stock en España, que en 2015 se situó en 347.745 millones de euros y creció un 1,9%, sin tener en cuenta las ETVE (Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros, que no tienen efectos económicos directos). La región presidida por Carles Puigdemont aportó un 13,7% al conjunto, frente al 15,3% de 2014 y tres puntos por debajo del 16,8% con el que contribuyó en 2013.
La progresión siguió la dirección contraria en Madrid, que pasó del 62,1% al 63,9% entre 2013 y 2014 y cerró 2015 con un 64,5% de la tarta inversora. El stock de inversión extranjera es el resultado de sumar el valor contable de la empresa en que se realiza la inversión directa y el saldo vivo de los préstamos netos de inversores no residentes a esas empresas.
Respecto a la procedencia de los inversores, Estados Unidos lidera la lista de países (14,4%), seguido de Reino Unido (12,8%), Italia (11,8%) y Francia (11,5%). Por sectores, la energía eléctrica y el gas (15,8%) concentran la mayor parte, detrás se sitúa la fabricación de otros productos minerales no metálicos (8,7%).
La balanza por cuenta corriente de la economía española, que mide la diferencia entre los ingresos y los pagos al exterior por el intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias, arrojó un superávit de 1.544 millones de euros durante el primer trimestre del presente año.
El dato contrasta con el déficit de 500 millones que se registró en el mismo periodo del año pasado, y se explica por el menor déficit de las rentas primaria y, en especial, por el fuerte tirón del turismo. Sólo este sector fue capaz de generar un superávit de más de 6.000 millones y superó en 300 millones el obtenido en el mismo periodo del ejercicio anterior, según se desprende del avance de la balanza de pagos del mes de marzo que ayer publicó el Banco de España.
Asimismo, la balanza de bienes y servicios logró un superávit de 3.700 millones, frente a los 4.300 millones del mismo periodo de 2016. Por su parte, las rentas primaria y secundaria tuvieron un déficit de 2.200 millones, menos de la mitad que los 4.800 millones que marcaron un año antes. Por su parte, la cuenta de capital alcanzó un saldo positivo de 400 millones de euros frente al equilibrio del pasado ejercicio.
El saldo agregado de las cuentas corriente y de capital, que determina la capacidad o necesidad de financiación de la economía, fue positivo en los tres primeros meses del año y se situó en 1.900 millones de euros, tal y como informa Europa Press. En términos acumulados en los últimos 12 meses, la economía registró en marzo una capacidad de financiación por importe de 26.100 millones, superior a los 23.600 millones acumulados en el conjunto de 2016.
Por otro lado, hasta marzo salieron de España 43.200 millones de euros por compra de activos, desendeudamiento y desinversiones, lo que contrasta con los 900 millones que entraron en el mismo periodo del año anterior. La salida o entrada de capitales es un saldo que resulta de tener en cuenta lo que los residentes españoles invierten fuera del país y lo que los extranjeros destinan a España en ese mismo periodo.
Según explica el Banco de España, estos flujos están condicionados por el efecto de las políticas monetarias del Banco Central Europeo (BCE), que provocan un «exceso de liquidez» que se filtra hacia el exterior, aumentando así las inversiones de los españoles y reduciendo a su vez su endeudamiento.