Javier Fernández Arribas-El Correo
- Un delincuente sigue siendo un delincuente aunque le voten millones de ciudadanos
Es totalmente inaceptable la actitud de un expresidente de los Estados Unidos como Donald Trump que desprecia y rechaza la acción de la justicia porque le condena. No solo una vez, sino 34. Son los cargos contra Donald Trump, encontrado culpable por unanimidad del jurado. Y lo más tóxico y nocivo es que pretenda que los delitos sean borrados por las elecciones. La afirmación de que el verdadero juicio es el del 5 de noviembre con las elecciones presidenciales es una perversión y un desafío a la democracia, al Estado de derecho, a la separación de poderes y al principio de que todos son iguales ante la ley.
Sin embargo, Trump pretende colocarse como un caudillo dictador por encima de las leyes manoseando el sistema democrático. Un delincuente sigue siendo un delincuente y tiene que pagar por sus responsabilidades, sean las que sean, aunque le voten millones de ciudadanos. Las urnas no limpian ni excusan los delitos. El Estado fascista es el que él quiere imponer para que se haga lo que a él le interesa, sin reparar en los costes, los peligros, la tensión, el enfrentamiento y la polarización que provoca en la sociedad. Fatídica y premonitoria es la película ‘Civil War’ en Estados Unidos. Trump pretende usar su populismo autoritario y barato para evitar la acción de la justicia, en este caso por pagar con dinero de su campaña electoral a la actriz porno Stormy Daniels y ocultar una relación sexual con ella. Quien se fue de juerga extraconyugal y pagó para ocultarlo es Trump. Ni el juez, ni el jurado, ni el presidente Biden.
Trump ya está condenado por manipular las cuentas de sus empresas para lograr mejores créditos de los bancos. Ahí está la mayor preocupación de Trump, en los pies de barro de su antiguo imperio económico venido muy a menos y sostenido gracias a su carrera política. Tiene otras acusaciones graves pero la actitud desafiante, soberbia e inaceptable del señor Trump se mantiene porque sus promesas y sus mentiras son aceptadas y respaldadas por millones de ciudadanos americanos. Lo primero que ha hecho Trump al salir del juzgado es pedir dinero para su campaña y lo más triste de todo es que su web se ha colapsado por la cantidad de gente que estaba regalándoselo. Las mentiras y la desinformación son la base del supuesto éxito de Trump que es mucho más enemigo para Estados Unidos, para los países occidentales, para las democracias liberales que el propio Vladímir Putin. Y el problema es que este tipo de actitudes también se registran en otros países. Hay quien hace leyes de amnistía a la carta por un puñado de votos y seguir en el poder.