Del Blog de Santiago González
Es verdad que el PP no se atrevió a alinearse con su portavoz (no digo a defenderla, que no es Irene) cuando dijo que “La Sexta hace negocio con la erosión de nuestro sistema democrático” y Antonio García Ferreras se puso hecho una furia, diciendo que “el PP es el único partido de España condenado por corrupción”, un partido “que ordenó a la Guardia Civil y la Policía Nacional repartir palos en Cataluña a mujeres, hombres y niños”. En una frase dos mentiras. La condena por corrupción era un empeño de José Ricardo de Prada que fue desautorizado por la Sala de lo Penal de la A.N. y los CSE, incluídos los Mossos d’Esquadra actuaron como policía judicial, a las órdenes del juez.
Es portentoso que Ferreras acuse a nadie de manipular. Yo le recuerdo a él en aquellos días de las bombas en los trenes formulando la primera gran mentira que uno recuerde en el periodismo. Esta: “La SER ha podido saber de tres fuentes distintas de la lucha antiterrorista” que en los trenes había al menos un terrorista suicida con el cuerpo afeitado y tres pares de gayumbos. Repasen el entrecomillado, porque ahí está la mentira periodística y la manipulación. No había, no podía haber tres fuentes distintas de la lucha antiterrorista. Era el blindaje que necesitaba la mentira. Sin ese detalle podía tratarse de un error.
Este señor airado, ya en La Sexta, volvió a manipular con el caso de Alpha Pam, un senegalés que murió en Mallorca en 2013 por tuberculosis. La Sexta de Ferreras aprovechó la elección de Fernando Navarro como diputado balear en las listas de Ciudadanos. Navarro había sido cesado como gerente del hospital de Inca. La Sexta de Ferreras mostró una foto con todo el personal con pancartas ante la fachada del hospital, mientras una voz en off decía: “Estas concentraciones marcan la vida profesional de Navarro hasta su llegada al Congreso. Hace tres años, un senegalés…” El asunto es que la foto pertenecía a los informativos de La Sexta y el sentido de la imagen era diametralmente opuesto: los servicios médicos del hospital no protestaban por la muerte de Alpha Pam sino por el despido del gerente. “No al cese, no al cese”, gritaban los concentrados. (Más datos en mi blog el 22 de enero de 2016: ‘Si esto es periodismo. La Sexta Columna responde’).
Uno comprende el miedo, lo tenga Agamenón o su porquero, los dirigentes del PP o Francisco Marhuenda. Por eso son tan admirables las voces libres que van quedando, como la de Cayetana Álvarez de Toledo. Se le negaba la libertad porque ella atacaba libertad de expresión de La Sexta. Otra mentira, tanto más espectacular cuanto se formulaba al tiempo que un vicepresidente del Gobierno amenazaba con cárcel a los periodistas desafectos. Así está el tema.