ABC 26/03/16
· El partido que lidera Artur Mas recupera la bandera del referéndum frente al unilateralismo de ERC y la CUP
Está virando CDC del independentismo al soberanismo? La aparente fase de moderación que está protagonizando Convergència –en la que ha cuestionado el plazo de 18 meses para «desconectar» de España, invita a participar a quienes defendiendo el derecho a decidir no se definen como secesionistas y recoge de nuevo la bandera del referéndum frente al unilateralismo– tiene desconcertado a sus socios de ERC y la CUP. Sus aliados en el proceso recelan de nuevo del verdadero espíritu de CDC, y alertan de un regreso de la formación a un tacticismo marca de la casa.
· «Tacticismo»
Ciudadanos, PP, y PSC acusan al partido de Mas de «tacticismo» para evitar la OPA de ERC Regresar a UDC La nueva CDC busca recuperar a los soberanistas no secesionistas la tesis de UDC
El aparente viaje de CDC es paralelo al proceso de refundación del partido, que dirige de manera personal el expresidente Artur Mas, una refundación a través de la cual la formación pretende ampliar su base, recuperando por ejemplo a quienes defendiendo el derecho a decidir (lo que engloba el concepto soberanista) no quieren romper con España. Lo resumió hace pocos días el propio Mas en una entrevista radiofónica, cuando señaló que la nueva CDC debía ser más soberanista que «estrictamente independentista». La CDC refundada, vino a decir Mas, debe dar cabida «a los que apuestan por un Estado catalán pero que luego se pueda asociar de alguna manera con el Estado español tras haber ejercido su soberanía», una fórmula curiosamente que es por la que aboga Unió Democràtica, sus repudiados ex socios de federación.
De alguna forma, y aunque salvando las distancias, CDC parece estar regresando, más en las formas que en el objetivo, a lo que durante el «pujolismo» se definió como «hacer la puta y la Ramoneta», que en castellano se podría traducir por un «nadar y guardar la ropa». Trasladado a la política catalana de entonces, cómo los sucesivos gobiernos de CiU, también en buena parte los posteriores del tripartito, practicaron con maestría una política de doble envés: por un lado se negociaba con Madrid y se alimentaba el discurso de la responsabilidad de Estado, y por otro se cultivaba de puertas adentro el discurso nacionalista.
La «puta y la Ramoneta» era el complemento perfecto a otra expresión que hizo fortuna, la del «peix al cove» (pescado al cesto), de la que Pujol presumió durante años, señalando que desde el pragmatismo nacionalista – muy lejos del independentismo de máximos– se lograban más réditos para Cataluña.
El proceso soberanista, al menos en su fase más acelerada, certificó el entierro de esta táctica, en un cortejo fúnebre al que CDC, lanzada directamente al objetivo del estado propio, asistía complacida. Ahora, tras haber destruido la federación CiU, tras los sucesivos descalabros electorales y ante la imposibilidad de sacar adelante un proceso soberanista que muchos ven como imposible, CDC está protagonizando un viraje táctico muy perceptible, un regreso al pragmatismo que pasa por intentar atraer al votante moderado que había perdido por el camino, a la vez que no se renuncia, al menos de manera aparente, al objetivo de la secesión. «Es el regreso de la puta y la Ramoneta de toda la vida, vaya», resume gráficamente a ABC el secretario de comunicación y parlamentario de Ciudadanos, Fernando de Páramo, convencido de que se trata de un viraje «táctico» imposible.
Hoja de ruta cuestionada
En paralelo a la mutación de CDC –de secesionista a soberanista–, Mas cuestionó incluso la «hoja de ruta» pactada entre Junts pel Sí y la CUP, que establece que en el plazo de un año y medio Cataluña ya habrá «desconectado» de España. En contraste con el discurso que se sigue manteniendo en parte desde la Generalitat, particularmente en ERC, Mas echó agua al vino del soberanismo más exaltado. «Si alguien se piensa que en 16 meses ya habremos proclamado la independencia le estamos poniendo al Govern un deber que no podrá cumplir», proclamó Mas en una tesis compartida también por otro ilustre de su Ejecutivo, el exconsejero Andreu Mas Colell.
Para el portavoz parlamentario del PP en el Parlament, Enric Millo, lo que trata de hacer CDC es «ensanchar su base electoral», por lo que es previsible que en Cataluña, explica a ABC, se entre «en una nueva etapa de moderación aparente, con episodios planificados de conflicto, que esconden un escenario verdaderamente peligroso de ruptura a medio plazo».
«Es realmente sorprendente lo que está haciendo CDC», añade la portavoz del PSC, Esther Niubó, que entiende que el partido de Mas está inmerso en un proceso tacticista de objeto electoral. Según su criterio, dan «pasos atrás, regresando a la reivindicación del referéndum» con el único objetivo de sobrevivir a la «opa hostil» que quiere hacerles ERC, y ante la posibilidad de que en el Estado el panorama político pueda abrirse en cuanto a la reorganización territorial.
La percepción de que CDC trata de regresar a cierta posición pragmática se desprende también de la actitud con la que los convergentes, también en buena forma ERC, afrontaron la primera fase de tanteo del PSOE en el proceso de investidura. Aunque finalmente Pedro Sánchez acabó apostando por C’s en detrimento de la alianza de izquierdas, fuentes conocedoras de las negociaciones señalan a ABC que frente a la demanda de máximos de CDC, el referéndum a cambio de la abstención, en realidad estaban dispuestos a vender su apoyo mucho más barato. El partido de Mas, con Francesc Homs como hombre en Madrid, busca no cerrarse puertas.
En este contexto, la tesis de que CDC está virando a la moderación ha comenzado a cuajar en la opinión pública, algo que ha llevado al propio Mas a autoenmendarse a sí mismo, casi como si se tratase de un reconocimiento de culpa ante el desconcierto de una militancia que se llegó a creer el relato de la «independencia exprés». «Es fantástico… Es decir que ¿los que reculamos ahora somos los que estamos inhabilitados por la vía penal y nos jugamos la inhabilitación política y la prisión? ¿Estos son los que reculamos? No me hagáis reír…», sostenía el pasado viernes Mas. El mismo Homs insistía en que no hay marcha atrás: «Nuestra posición es que Cataluña se convierta en un Estado independiente. Pero para alcanzar este objetivo hay que hacer política, hemos de ensanchar la base del independentismo y dar mensajes para seducir a aquella gente que aún no ha llegado».
Frente a los devaneos de CDC, partidos como el PPC sostienen que el giro de CDC es solo aparente, «ya que se trata de proyectar una falsa apariencia de moderación y engañar al Gobierno de España, que no está dispuesto a tolerar la más mínima ilegalidad», explica Millo. La misma tesis sostienen en Ciudadanos: «Con los aliados que tienen, predicar la moderación es una contradicción en sí misma», sostiene Fernando de Páramo.