EL MUNDO – 21/08/14
· Mas envía a un emisario a la casa del ex ‘president’ para convencerle de que comparezca, mientras promete a ERC, CUP e ICV que celebrará el 9-N.
La distancia entre Jordi Pujol y Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) se ensancha a medida que pasan los días. Desde la confesión del ex president de la Generalitat, el pasado 25 de julio, de que mantuvo ocultos durante 34 años varios millones de euros en el extranjero, el partido que fundó se ha ido alejando de él y cada día trasciende un nuevo episodio del desencuentro. Ayer se conoció que la formación nacionalista se ha unido al resto de partidos para pedir a Pujol que dé explicaciones en el Parlament.
La dirección de Convergència tiene un motivo pragmático para alejarse del fundador del partido: temen que la consternación que ha provocado su confesión dé la puntilla a sus expectativas electorales y al proceso soberanista que impulsa Artur Mas.
Desde la confesión, la dirección nacionalista ha tratado de mantener una línea de contacto con Pujol. Pero poco a poco ha ido advirtiendo que el proyecto político del partido está en estos momentos en el último lugar en la lista de prioridades de quien fundara Convergència en 1974.
Sin embargo, a menos de tres meses de la fecha elegida por Artur Mas para la consulta soberanista, el partido ha constatado que no puede permitirse durante más tiempo actuar con ambigüedad con respecto a Pujol. Por ello, y aunque no apoyó oficialmente la petición del resto de partidos, le ha pedido en privado que comparezca en el Parlament para explicar por qué mantuvo durante décadas –incluidos los años en los que fue presidente de la Generalitat– dinero en paraísos fiscales, a cuánto asciende el fraude y cuál es el origen de esa fortuna oculta.
El coordinador general de CDC y nuevo hombre fuerte del partido, Josep Rull, desveló ayer que el encargado de pedir a Pujol que dé explicaciones fue Francesc Sánchez, coordinador de régimen interno y comunicación del partido, y también –de manera elocuente– responsable de todo lo relativo a la representación de la formación en asuntos judiciales.
Sánchez, que siempre acompaña y asesora a los dirigentes de CDC que tienen problemas con la Justicia, visitó a Pujol el martes, cuando el ex presidente estaba en la casa de uno de sus hijos en los Pirineos, en la localidad de Queralbs.
«Es una persona que forma parte de la dirección del partido. ¿Que le ha trasladado su consideración sobre la necesidad de que comparezca en el Parlament? Sí, lo hemos hecho, no podemos negar que ha sido así. Pero nada que ver con un elemento jurídico, es estríctamente político», admitió Rull en Prades (Francia), donde se celebra la tradicional Universitat Catalana d’Estiu.
Mientras tanto, ayer se conocía que Pujol, que el martes presentó en Andorra una querella por revelación de secreto bancario y un recurso contra la comisión rogatoria de la Audiencia Nacional en la que el juez Pablo Ruz solicita información a las autoridades andorranas, ha devuelto la Medalla de Oro que le concedió en 1992 el Ayuntamiento de Barcelona.
En una carta, indica que la devuelve atendiendo a la petición del Consistorio. Desde su confesión, Pujol ha renunciado tanto a sus cargos en CiU como a sus prerrogativas como ex president, incluido el tratamiento de molt honorable.
Además del temor por el futuro de la consulta del 9 de noviembre, ya bastante debilitada, según admiten en CDC, por las dudas que ha mostrado últimamente el partido, está la necesidad de mantener el pacto con ERC que permite a Mas gobernar. Ante las dudas de Pujol, que ha sido requerido para comparecer en el Parlament a partir del 2 de septiembre, los republicanos plantearon un últimatum: o el ex president se presentaba en la Cámara por su propio pie o apoyarían la creación de una comisión de investigación sobre el asunto, como piden varios partidos de la oposición.
Rull también se dedicó ayer a templar los ánimos con los compañeros de viaje de CiU de cara al 9 de noviembre. El coordinador general de CDC llegó a afirmar, en contra de lo que han sostenido en los últimos días la vicepresidenta catalana Joana Ortega, el conseller Santi Vila y el presidente del Pacto por el Derecho a Decidir, Joan Rigol, que habría que sacar las urnas a la calle pese a que el Tribunal Constitucional prohíba la consulta.
«Estamos determinados a poner las urnas el 9-N», dijo Rull, que recordó que, en cualquier caso, la decisión sobre qué hacer tras el veto del TC –que se da por hecho– la tomarán todos los partidos en una reunión. ERC, ICV y la CUP son partidarios de desobedecer al Constitucional y llevar hasta el final el desafío al Gobierno. «El único que decide si se ponen las urnas es el Parlament», pareció darles la razón el coordinador general de Convergència.
Pero en este ámbito Convergència está condenada a chocar con Unió, cuyos dirigentes ya han descartado apartarse de la legalidad. Ayer, el secretario general del partido y conseller de Agricultura, Josep Maria Pelegrí, recordó a sus socios que «en el programa electoral de CiU dice que la consulta se celebrará con amparo legal».
Pelegrí también calificó de «decepcionantes» las declaraciones de algunos dirigentes de CDC –sin citarlos– sobre el caso Pujol.
EL MUNDO – 21/08/14