ABC – 31/03/16
· Convergència, molesta por el tono antisistema de sus socios de gobierno autonómico.
· Exhibición de imputados CDC recuerda a los antisistema que los únicos que tienen imputados por la consulta están en su partido.
La discusión no es tanto el qué, sino el cuándo y el cómo. El polo soberanista en Cataluña (formado por CDC, ERC y la CUP) está de acuerdo en proceder a la «desconexión» de España, un objetivo común que no impide que esta misma semana hayan aflorado profundas discrepancias sobre los plazos y la estrategia a seguir. Mientras que Junts pel Sí aboga por cierto gradualismo y la argucia legal para sortear la acción de la Justicia, sus socios de la CUP reclaman llegar a la separación cuanto antes y desde la desobediencia. Las diferencias de criterio han provocado la primera crisis seria en la alianza secesionista, un choque que si no se llega antes a un acuerdo se explicitará de forma cruda la próxima semana en el pleno, donde el grupo antisistema quiere forzar a JpS a reafirmarse, a riesgo de desobedecer al TC, en la declaración del 9-N.
En este contexto, el expresidente Artur Mas llamaba a la calma el pasado martes, recordando que el proceso soberanista se está produciendo «deprisa», frente a quienes consideran, en alusión a la CUP, que «vamos poco a poco». El choque parece inevitable, una discusión que se produce además en un momento clave, en el que JpS necesita de los votos de la CUP para sacar adelante los presupuestos. En este contexto, desde CDC se intentaba ayer demostrar a los antisistema que no ha menguado su voluntad rupturista.
El coordinador de régimen interno de CDC, Francesc Sánchez, empleaba un lenguaje más propio de grupo anticapitalista para recordarles que no les «tiemblan las piernas» ante el Tribunal Constitucional. Exhibiendo a sus mártires, Sánchez recordó a la CUP que hay personas de CDC que están siendo investigadas judicialmente por «poner las urnas» en 2014.
«Obligación» de desoír al TC
El tono y el lenguaje en CDC denotan en cualquier caso un fuerte malestar con sus socios antisistema, que ayer por boca de su diputada Anna Gabriel insistían en que es una «obligación» desoír al TC –algo, en cualquier caso, coherente con lo que JpS y su partido aprobaron en el Parlamento–. La CUP, además, ha anunciado que trasladará a la calle una campaña de «movilización nacional» para responder a los ataques de la «Justicia española», «Sin miedo» se llama la campaña.
En declaraciones a TV3, Gabriel, con todo, matizó que «siempre hay margen» para hablar, después de que el día anterior asegurase que no piensan modificar «ni una coma» de la citada moción. Sea como fuere, dijo, si lo que pide JpS es «adaptar» la moción «a la legalidad española y a la sentencia del TC, la respuesta será clara». «No entendemos que ahora se nos pida una cosa que contravendría una resolución que aprobamos con los votos de JpS y la CUP», añadió Gabriel, que detecta «diferentes voces» entre sus interlocutores, en referencia a las posiciones de CDC y ERC «en relación con la hoja de ruta y a la moción».
Gabriel se mostró molesta por las acusaciones que desde CDC se les han hecho de «exceso de gesticulación», recordando que esa conducta era más propia de la «CiU de la etapa autonomista». La respuesta desde CDC fue inmediata: «Habría que recordarle a alguien, cuando habla de desobediencia, las consecuencias de hacer las cosas como las hemos hecho hasta ahora. Otros hablan mucho, pero consecuencias jurídicas, por el momento, no han tenido ninguna». Como se ve, el clima entre los socios soberanistas no es el mejor.
En un precario equilibrio entre unos y otros, ERC trata de nadar y guardar la ropa, oscilando entre su papel de partido de gobierno y su deseo de ser la vanguardia secesionista. El expresidente de ERC Joan Puigcercós, por ejemplo, avisaba ayer a la CUP de que «si se va tensando la cuerda no llegaremos ni a la esquina».
ABC – 31/03/16