La operación, llevada a cabo a las tres de la madrugada por 12 agentes, es una «venganza» del Gobierno ante la gran marcha convocada por la Unidad Democrática, según la mujer de Ceballos. «Es un nuevo ataque de la dictadura a mi familia», concluyó.
Ceballos precedió en el cargo a su mujer durante las protestas antigubernamentales de 2014, que fueron muy activas en San Cristóbal, la capital del estado fronterizo de Táchira. El alcalde fue detenido y pasó a convertirse en uno de los presos políticos más conocidos del chavismo. En las elecciones posteriores obligadas por la revolución ante la ausencia del primer edil, su mujer, Patricia, barrió en las urnas al obtener más del 73% de los votos.
Mientras, su marido realizaba varias protestas y huelgas de hambre en el penal de San Juan de los Morros, el mismo al que fue trasladado ayer, uno de los más duros del país. Hace un año obtuvo arresto domiciliario ante su debilitado estado de salud.
«La medida no podía ser modificada en su perjuicio sin existir intento de fuga. No puede ser revocada», protestó su defensor, Juan Carlos Gutiérrez. El abogado informó que el juez decidió interrumpir el viernes la segunda causa abierta contra el dirigente opositor.
«Como toda dictadura, el presidente Nicolás Maduro ejecuta acciones en la madrugada, cobardía pura. Así hacían Pinochet, Videla o Fidel», clamó David Smolanski, alcalde del caraqueño El Hatillo y dirigente nacional de Voluntad Popular.
«Ceballos no tiene miedo, tiene miedo quien ordena esto. Revoquemos a los delincuentes que gobiernan», subrayó el gobernador Henrique Capriles.
Ceballos no es el único dirigente de Voluntad Popular perseguido en vísperas de la Toma de Caracas. Warner Jiménez, alcalde de Maturín, sufre el acoso del oficialismo desde hace dos días.
Su vivienda fue allanada por la policía, la alcaldía tomada por el chavismo, su negocio personal clausurado y su principal asistente en las oficinas municipales, detenido. Sobre el acalde, en paradero desconocido, pende ahora una orden de captura. El oficialismo le acusa de malversación de fondos.
Los agentes del Sebin han protagonizado varias acciones en las últimas horas para imponer la habitual táctica de miedo del chavismo ante los retos de la oposición. Uno de sus hombres, con un pasamontañas que le cubría el rostro, hostigó el viernes a Mitzy Capriles, la mujer del preso político y alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma, en el aeropuerto de la capital. El agente grabó en vídeo, a cuatro metros de distancia y de forma provocadora, a Mitzy y a su hija, quienes mostraron su indignación.
También el viernes fue expulsada del país la candidata presidencial ecuatoriana Cynthia Viteri, junto a una comitiva del Partido Social Cristiano en lo que era su primera gira internacional. La dirigente acudió a la prisión militar de Ramo Verde para solidarizarse con Lilian Tintori, pero fue detenida por los agentes de Inteligencia, interrogada y expulsada. «Lo que hemos vivido en Venezuela fue de terror», resumió la candidata.
«El Gobierno quiere violencia, nuestro trabajo es no complacerlo. Irreverencia y control», reclamó a los suyos Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la Unidad Democrática, ante la persecución desencadenada.