Entiéndase este artículo como un vademécum, una hoja de ruta para mejor celebrar los próximos días bajo la óptica de la modernidad gubernamental para no salirnos del guion establecido por Sánchez, el comunismo fashion, la perspectiva de género, la sensibilidad territorial y el respeto a la momia de Lenin. En primer lugar, suprímase el término Navidades, palabra que puede ofender a quienes no son católicos, ni creyentes ni siquiera – muchos, no todos – cotizantes. Tal palabra vieja, caduca, y posiblemente acuñada por Franco y Millán Astray al pie del Gurugú deberá ser sustituida por Fiestas de diciembre, Solsticio de Invierno, Reagrupaciones gastro-familiares, reunión de jacarandosos, jacarandosas y jacarandoses o términos similares.
Queda asimismo prohibida la instalación de belenes, puesto que son una consagración del papismo retrógrado y la opresora religión católica, destinándose el corcho y demás materiales a reproducir la Franja de Gaza bajo un rótulo que diga “Israel asesino” o barbaridad similar; por descontado, nada de Reyes, que hay que promocionar la República. En todo caso se permite mantener a los camellos siempre que lleven buena mandanga.
Los casposos villancicos deberán sustituirse por temas de Lluís Llach, de por sí tan animados. Si existen equivalentes plúmbeos en su comunidad autónoma pueden ser también empleados siempre que se canten con voz monótona, cansina y desafinada. La zambomba, pandereta, botella de anís y demás objetos típicos no deberán usarse, siendo sustituidos por una batucada llevada a cabo por los más andrajosos de la familia, las féminas enseñando las lolas como afirmación feminista. Se ruega que las abuelas se abstengan, por caridad, de ir con las domingas al aire, que luego vienen las pulmonías.
Ni que decir que queda terminantemente fuera de lugar ver los especiales de las diferentes cadenas, especialmente aquellos en los que aparezca Raphael
Las comidas de estas fiestas deberán erradicar jamones, pavos, pollos, capones, corderos, besugos o marisco siendo éstos sustituidos por bandejas de tofu, insectos, mijo, hojas de bambú y carne artificial. Caso de no disponer de esta última, si se tiene a mano un buen cacho de porexpán servirá para el avío. Ni que decir que queda terminantemente fuera de lugar ver los especiales de las diferentes cadenas, especialmente aquellos en los que aparezca Raphael. Hay que sintonizar la tele de Pablo Iglesias o, en su defecto, visionar El acorazado Potemkin en bucle.
El amigo invisible pasará a llamarse el camarada de guardia, los regalos serán siempre comprados a cooperativas que trabajen con gentes del Tercer Mundo, siempre que sean de ideología comunista, las campanadas de Fin de Año serán sustituidas por un ¡Hurra Stalin! repetido doce veces, la cabalgata de Reyes la llevarán a cabo los del Orgullo Gay y el concierto de Año Nuevo desde Viena lo interpretará los de Locomía dirigidos por Jorge Javier. Por lo demás, moderación en el gasto y ni hablar de ver el discurso del Rey en Nochebuena, que será reemplazado por uno de Irene Montero desde su chalé subtitulado por Yolanda Díaz.
«Feliz Año Nuevo», deberá decirse «Feliz, feliza, felice Año, aña, añe». Es más largo, pero nada impide apuntárselo en un papel para no liarse y que la lengua no se nos haga un nudo
Estas recomendaciones ni que decir tiene que incluyen una perspectiva de género aparejada con cada una de ellas, siendo de obligado cumplimiento. Por ejemplo: cuando haya que brindar, en lugar del tradicional, y por tanto fascista, «Feliz Año Nuevo», deberá decirse «Feliz, feliza, felice Año, aña, añe». Es más largo, pero nada impide apuntárselo en un papel para no liarse y que la lengua no se nos haga un nudo.
Estas y otras muchas más cosas que mi pluma calla les recomiendo para que seamos un país unido alrededor del sanchismo, su mensaje y su doctrina. Por mi parte, como soy un rancio, me voy de vacaciones a celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios. Por tanto, tengo el gusto de despedirme de todos ustedes hasta mi vuelta en unos días, si Dios quiere, deseándoles unas muy Felices Pascuas y un próspero Año Nuevo. Y el que sepa rezar, rece, porque falta nos va a hacer.