Jesús de Salvador-Valenciaplaza
Aunque en la actualidad vemos muy de lejos el desafío terrorista, a pesar de los sobresaltos Yihadistas, no nos debemos olvidar de lo que ocurrió en España durante décadas, y la gratitud que tenemos que tener con esas personas que dieron su vida por España y nuestras Libertades.
No podíamos dejar pasar este año, era de Justicia, sin escribir, tristemente, sobre el 50º aniversario del primer asesinato de ETA, la muerte a tiros del guardia civil José Antonio Pardines, un 7 de junio de 1968 en la Nacional I, un joven de escasos 25 años cuyo único pecado (veremos después como va de eso en parte, de guerra de religión) era pertenecer al Benemérito Cuerpo que en aquel caso protegía a los conductores de las obras que se realizaban en un tramo de aquella carretera que iba de Madrid a Irún. Desde aquel momento son casi mil muertos y decenas de miles de vidas rotas las que ha producido aquella locura del separatismo, llámese independentismo, soberanismo o como sea, de ETA.
Aunque ya hemos escrito varias veces sobre el Terrorismo, para intentar combatirlo por todos los medios aquí en “Al otro lado de la colina”, no será la última vez, pues esta lucha es tan vieja como la del bien contra el mal; y aprovechando la sesión “ETA: 50 años de terror” organizada esta semana en la Universidad Católica de Valencia por la Asociación de Víctimas del Terrorismo de la Comunidad Valenciana –AVTCV-, con Jose Manuel Sánchez y el grado de Criminología de la UCV con Silvia Sempere, tuve la oportunidad de conocer, como moderador del evento, y en la posterior cena, al exdirigente de ETA Teo Uriarte, y a Gaizka Fernández, investigador de la Fundación Pública Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo CMVT, para mi provecho intelectual, que siempre de una forma u otra, después, intento transmitirles.
El Terrorismo es esa perversión política y del ser humano propia de los totalitarismos, fanatismos o integrismos (llámeseles como se quiera), ya saben que Karl Clausewitz habló de la “Guerra como la continuación de la política por otros medios», y para mí (parafraseándolo), alguna vez me lo abran oído decir, el Terrorismo es la continuación inevitable del Totalitarismo por otros medios. Porque esas ideologías lo primero que hacen es intentar arrebatar la condición humana a sus oponentes o contrincantes (enemigos en su terminología) con lo que al transformarlos en objetos es más fácil su eliminación, física o psíquica, mediante y con el terror; este proceso de cosificación, término y concepto por cierto utilizado ahora también en los estudios de género, ha tenido entre otros postuladores al filósofo alemán Axel Honneth, que lo ha revivido en un libro editado en 2005 denominado cosificación, y que por cierto tiene conceptualmente un origen marxista (siglo XIX), siendo redescubierto en el periodo de entreguerras por el intelectual comunista húngaro Georg Lukács.
Volviendo a la historia de nuestra Piel de Toro, que me perdonen los animalistas, la historia de Euskadi Ta Askatasuna –ETA- que significaría País Vasco y Libertad, y aunque se funda en 1958 ante la ruptura del grupo EKIN (en el que había participado el PNV) tiene unas raíces muy antiguas que al menos podríamos encontrarlas en el siglo XIX y en esas guerras carlistas en las que, y después del triunfo liberal, un ultramontano y originalmente carlista Sabino Arana hablaba en sus obras de salvar a la católica juventud vasca de los liberales castellanos, pues los Maketos eran ateos e inmorales, yendo por supuesto contra los matrimonios mixtos de castellanos y vascas; ya ven una mezcla de integrismo religioso y etnoracismo, cuyo máximo paroxismo se alcanza en algún comentario de sus discípulos, como José Antonio Arriandiaga, cuando afirma de Sabino que, “Vino al mundo a enseñárnoslo a los vascos para redimirles de la esclavitud del latino, al modo que Jesús vino a redimir a todos los humanos de la esclavitud del mal”.
Tras aquella semilla del mal (totalitaria) plantada por Sabino en aquellas religiosas tierras vascas y que creció al amparo de una iglesia particular un tanto especial, pues como comentó Teo Uriarte en la UCV, ETA en sus comienzos estaba repleta de seminaristas (él fue uno de los primeros que no lo era), y así de hecho su I Asamblea se celebró en un Monasterio del sur de Francia, y que como expone en un magnifico artículo “Cuando era joven” recogido en el archivo online sobre violencia terrorista en Euskadi, y al que he accedido a través del CMVT; “Lo peor de aquel joven fue que todo el integrismo político-religioso y conservador, pues no era cultura democrática ni republicana la que había recibido, lo volqué, con una peligrosa generosidad y aceptación de la inmolación, en inventar un nacionalismo de fundamento tan conservador como la propia ideología en la que nos educó el nacional-catolicismo de Franco”.
Lo anterior es aplicable a todo el grupo fundacional y que tuvo en la crisis del integrismo religioso provocado por el Concilio Vaticano II (como nos comentó Teo), la oportunidad de la búsqueda de nuevas ideologías integristas, encontrando en el Terrorismo separatista vasco, ese asidero para unas jóvenes, y por tanto frágiles (añado yo) molleras, aderezado todo ello además por la épica de las guerras revolucionarias de descolonización del momento como Argelia, Vietnam, o de líderes como Fidel Castro y sobre todo Che Guevara; y si a esto le añadimos, que ante las dudas para matar (cosa que no hizo finalmente) expuestas por Teo a un sacerdote de referencia, éste le contestase que si era por la defensa de Euskadi estaba justificado, tenemos un coctel más que explosivo.
En aquel momento ese insignificante grupo de etarras tomaron una importante decisión estratégica, en concreto en marzo de 1967, cuando en su V Asamblea se adopta la estrategia de acción-reacción-acción, es decir que hay que provocar atentados terroristas (acción) para provocar la represión del régimen franquista (reacción), que así justifique nuevos atentados que a su vez provoquen la represión, para que en una espiral de locura, el pueblo se separe y repudie al régimen y vea a los terroristas con simpatía.
Para su sorpresa, nos comentaba Teo y entresaca Gaizka, el régimen franquista y su servicio de información, el Servicio Central de Documentación (SECED), entró al juego y lograron que les magnificaran sus acciones con Estados generalizados de Guerra, en una época, que como él comentaba en West Point en charlas antiterroristas, ellos “no buscaban ocupar el territorio buscaban ocupar los titulares y las paginas de la prensa” (comentario éste de máxima actualidad y que se puede extrapolar perfectamente al Terrorismo Yihadista moderno); y que tras el Proceso de Burgos en 1970 y las numerosas condenas a muerte (Teo acumuló 2, pues había sido detenido en 1969), lograron el conocimiento (y en algunos casos el reconocimiento) internacional. Por cierto, y para que tomen nota los buenistas del derecho penal, Teo comentó que a él los 8 años de prisión si le sirvieron “la cárcel sí que sirve”, además de para estudiar, para reflexionar; y por cierto sobre la nueva memoria histórica estaba un poco preocupado (de forma socarrona) pues como se pretende de forma revisionista eliminar la transición y por tanto la ley de amnistía de 1977 de aquel momento, “estaría bonito que tuviera que volver a la cárcel”.
Entonces se entra en una nueva fase, tardofranquismo-transición, en la que, como comentaba Teo, estratégicamente ETA ve con preocupación el fin de la dictadura (por la previsible muerte natural de Francisco Franco) y la llegada de la Democracia, y por tanto el fin de su justificación, sintiendo un profundo miedo a la Libertad, además y desde una perspectiva táctica, ETA, ve necesario “poner sobre la mesa muertos” para hacerse visibles –fuertes y ser imprescindibles en la nueva situación, así como para tener elementos de negociación.
En aquel momento Teo, y habiendo abandonado ya ETA, por lo que sabía que “iba a ser llamado traidor” (de hecho tuvo que llevar escolta policial), tras su liberación funda –EE- Euskadiko Ezkerra, siendo parlamentario vasco y terminando políticamente en el PSOE-PSE como Teniente de Alcalde de Bilbao, toda una evolución; y en la actual etapa participa en eventos como el celebrado en la UCV, defendiendo el régimen constitucional frente al mundo radical abertzale, desde además la gerencia de la Fundación para la Libertad.
Otro de los puntos que se trató fue la disolución de ETA, que en su opinión, y de toda la gente de bien, la realizó la Policía y Guardia Civil, con todo el respaldo del Estado de Derecho detrás (además del empujón que supuso el 23F para una parte de ETA que lo dejó en aquel momento, como respondió sin morderse la lengua), y no por voluntad propia con esa pantomima del 3 de mayo de este año, quejándose que todos los intentos de negociación habidos, fueron nefastos para acabar con el Terrorismo, pues a una ETA casi inerte (en esos momentos de negociación) se le daba una excusa para resurgir y seguir matando. Asimismo no defiende mucho los encuentros, perdones y algunas equidistancias, “pues el Estado de Derecho no debe de moverse de su sitio”.
Ya ven que fue un encuentro muy interesante organizado por la AVTCV y la UCV en donde se habló claro sobre el Terrorismo, a través de una persona, Teo, que ha estado en los dos lados de la colina, y que por cierto ve con preocupación la posible deriva violenta de los Comités de Defensa de la Republica, los conocidos CDR de Cataluña porque “nosotros éramos 20 y ellos son miles”, el Estado debería que actuar.