Editorial, EL CORREO, 7/7/12
La moción de censura aprobada ayer en las Juntas Generales de Gipuzkoa, con el apoyo del PNV, PSE y PP, contra la gestión del diputado foral de Medio Ambiente, Juan Carlos Alduntzin, representa, por encima de todo, una enmienda a la totalidad al plan de gestión de residuos promovido por el gobierno foral de Bildu desde la Diputación. Y además, esta censura aglutina el respaldo de la mayoría absoluta de la institución que representa a la voluntad democrática de los ciudadanos guipuzcoanos en una materia que es competencia exclusiva de ese territorio. La gestión de las basuras ha desencadenado una profunda crisis política en Gipuzkoa. La brecha abierta entre el Gobierno de Bildu y el bloque de oposición, conformado por el PNV, PSE y PP, ha desembocado en una moción de censura que el gobierno foral de la Diputación no puede interiorizar como si se tratara de una cuestión menor, ya que está avalada por el respaldo de una mayoría de ciudadanos guipuzcoanos representados en las Juntas Generales. El gobierno foral ha preferido obviar durante los últimos seis meses que no dispone de una mayoría parlamentaria suficiente y ha optado por una política de hechos consumados. Pero la dimensión del grave problema que Gipuzkoa tiene planteado con el tratamiento de sus residuos urbanos resulta incompatible con la pretensión de apostar por soluciones unilaterales.
Editorial, EL CORREO, 7/7/12