Iñaki Ezkerra-El Correo
Me topé de frente con unos versos de Jorge Guillén: «Todo me comunica,/ Vencedor, hecho mundo,/ Su brío para ser/ De veras real, en triunfo…». No fue en el escaparate de una librería ni en los anaqueles de una biblioteca sino en la exposición titulada ‘Poesía en construcción’, con la que el Ayuntamiento de Alcobendas celebra estos días el centenario de Eduardo Chillida. Me pareció una feliz mezcla, un verdadero acierto esa introducción lírica a un homenaje al gran escultor del hierro.
No es una frase retórica: Chillida siempre estuvo en diálogo con los poetas: con Valente, con José-Miguel Ullán, con Clara Janés, con Edmond Jabès, con el Parménides que escribió el ‘Poema del Ser’, en el que se funden la poesía y la filosofía, que en el origen fueron lo mismo. Pero, de todos los poetas con los que dialogó Chillida, a mí Guillén me parece el que tiene que ver más profundamente con su obra. El nexo que veo entre ambos no es otro que el de una alegría ‘espinoziana’. La alegría honda y sencilla del instante, de estar vivos, en este mundo y conscientes de ello, como lo expresan los versos tomados de ‘Cántico’ que siguen a los anteriores y con los que me encontré al entrar en la inmensa sala del Centro de Arte de esa localidad madrileña: «Soy, más, estoy. Respiro./ Lo profundo es el aire./ La realidad me inventa…».
La poesía de Guillén está poblada de ese tipo de expresiones optimistas, exultantes, eufóricas: «en triunfo», «en vuelo», «en grises, verdes, malvas», «en apogeos…». Se eleva del suelo como lo hacen las férreas toneladas que se vuelven leves, gráciles, etéreas en las monumentales obras del artista donostiarra. De hecho, ese verso guilleniano -«Lo profundo es el aire»- podría haber sido escrito por él. Diríase que enuncia su propia poética y que explica por qué en Chillida el vacío nos llena, el silencio nos habla, el hueco es cuerpo y la ausencia es presencia.
Fue el comisario de la exposición, el escritor e historiador del arte Carlos Marín quién diseñó ese enfoque poético de esta celebración del centenario de Chillida y quien escogió esos versos que a uno le evocan todos los del poeta emparentados por la misma alegría interior y el mismo «aire nuestro».